19 millones de parados

Más de 19 millones de ciudadanos de la UE están registrados en las oficinas de paro, según la oficina estadística comunitaria Eurostat. La tasa de paro roza ya el 11%. En algunos países, ese problema es especialmente dramático. Es el caso de España, donde el paro afecta casi a uno de cada cuatro ciudadanos, y de Irlanda, donde supera el 18%.La lucha contra el paro ha centrado los esfuerzos de los Doce en el último año. El fruto de esa preocupación es el Libro Blanco sobre Crecimiento, competitividad y empleo el testamento político de su gran impulsor: Jacques Delors, presidente d...

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Más de 19 millones de ciudadanos de la UE están registrados en las oficinas de paro, según la oficina estadística comunitaria Eurostat. La tasa de paro roza ya el 11%. En algunos países, ese problema es especialmente dramático. Es el caso de España, donde el paro afecta casi a uno de cada cuatro ciudadanos, y de Irlanda, donde supera el 18%.La lucha contra el paro ha centrado los esfuerzos de los Doce en el último año. El fruto de esa preocupación es el Libro Blanco sobre Crecimiento, competitividad y empleo el testamento político de su gran impulsor: Jacques Delors, presidente de la Comisión Europea.

El conjunto de impuestos y cotizaciones sociales ha crecido en Europa del 34% del PIB en 1970 al 40% en 1991, mientras en EE UU permanecía en el 30% y en Japón alcanzaba un 31 %. Sobre los costes totales de la mano de obra, el peso de las cargas sociales alcanza el 40% en Europa, el 30% en EE UU y el 20% en Japón. Las empresas europeas se aferran a estos datos y se amparan en las crueles cifras de paro para exigir una drástica reducción de las cargas sociales, que en su opinión están en la base de la pérdida de competitividad. Los Doce admiten que han de trabajar en esa dirección, pero en su conjunto se niegan a desmantelar un sistema de protección que no sólo supone un gran abrigo para evitar que aumente la crispación social, sino que es una de las claves de la potencia económica de Europa. "No queremos ni reparto del trabajo ni recortes de salarios porque para trabajar como chinos no nos hacían falta los últimos 200 años de progreso industrial y social", advierte Delors.

Pero las retóricas alabanzas al Estado del bienestar no pueden ocultar que el futuro será imperfecto. Las recetas de los Doce para acabar con el paro -para conseguir el objetivo voluntarista de crear 15 millones de nuevos empleos- se basan en la liberalización del sector servicios, la reforma del mercado de trabajo para flexibilizarlo, mayor movilidad de la mano de obra y ligar la evolución salarial al objetivo de inflación.

Junto a estos remedios ortodoxos, los Doce advierten de la necesidad de que el sistema fiscal y el de cotizaciones a la seguridad social no dificulten la creación de empleo y dan especial importancia a la reducción de las cotizaciones sociales en los contratos peor pagados y los trabajadores jóvenes. Una filosofía que coincide punto por punto con la reforma laboral de los socialistas españoles.

Estas medidas se combinan con un plan de infraestructuras que prevé inversiones por 20.000 millones de ecus al año (más de tres billones de pesetas), financiados con los presupuestos comunitarios (6.000 millones) y el Banco Europeo de Inversiones (6.000 millones). El problema es cómo financiar los otros 8.000 millones, después de que la Comisión renunciara en abril a lanzar la eurodeuda que propuso Delors.

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