Ocho orejas y rabo se cortaron en Ecija

Un total de ocho orejas y un rabo se cortaron en la corrida el Día de Andalucía, celebrada ayer en Écija, y que se había aplazado por lluvia el pasado 28 de febrero. El coso fue el escenario del mundo al revés, pues a pesar de que el festejo fue retransmitido en directo por el canal autonómico, los tendidos rebosaron de público, mayormente jubilados que conmemoraron con retraso la festividad autónoma con viaje, comida y toros gratis.En este ambiente de euforia, pasó desapercibido para tan peculiar público el buen juego de los bravos toros de Santiago Domecq. Ortega Cano (que cortó tres orejas)...

Un total de ocho orejas y un rabo se cortaron en la corrida el Día de Andalucía, celebrada ayer en Écija, y que se había aplazado por lluvia el pasado 28 de febrero. El coso fue el escenario del mundo al revés, pues a pesar de que el festejo fue retransmitido en directo por el canal autonómico, los tendidos rebosaron de público, mayormente jubilados que conmemoraron con retraso la festividad autónoma con viaje, comida y toros gratis.En este ambiente de euforia, pasó desapercibido para tan peculiar público el buen juego de los bravos toros de Santiago Domecq. Ortega Cano (que cortó tres orejas) no emocionó al público, más pendiente de su montera, que estaba boca arriba y eso es mal fario, pese a que dibujó el toreo del bueno en sus dos enemigos. Lo mejor de la tarde lo hizo Fernando Cepeda (silencio tras aviso y dos orejas) con el toro quinto, bravo y encastado, al que toreó puro y largo por ambos lados. Cepeda, un torero artista que nunca perdió su esencia, pero sí su ánimo, anunció con que vuelve al lugar que nunca debió abandonar.

Jesulín (oreja tras aviso y dos orejas y rabo) no llegó a entenderse mucho con su primero y nadie se inmutó. Con el sexto, ya caló en el personal a base, sobre todo, de esa reolina interminable que él llama pase de la tortilla.