Ganadores y perdedores

La matanza del mercado del pasado 5 de febrero puso en marcha el mecanismo. El ultimátum de la Alianza Atlántica, lanzado cuatro días más tarde, y el cumplimiento por los serbios de Bosnia de su exigencia principal (retirada de la artillería desplegada en las colinas de Sarajevo a una distancia de al menos 20 kilómetros) cerró la crisis. He aquí un primer censo de ganadores y perdedores tras el principio del fin del cerco e Sarajevo.La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha demostrado que la doctrina de la disuasión, que ha venido aplicando con éxito en sus 44 años de vida, sig...

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La matanza del mercado del pasado 5 de febrero puso en marcha el mecanismo. El ultimátum de la Alianza Atlántica, lanzado cuatro días más tarde, y el cumplimiento por los serbios de Bosnia de su exigencia principal (retirada de la artillería desplegada en las colinas de Sarajevo a una distancia de al menos 20 kilómetros) cerró la crisis. He aquí un primer censo de ganadores y perdedores tras el principio del fin del cerco e Sarajevo.La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha demostrado que la doctrina de la disuasión, que ha venido aplicando con éxito en sus 44 años de vida, sigue siendo eficaz. Estados Unidos ha mantenido su liderazgo y, con respaldo básicamente francés, logró articular el ultimátum, al que acabaron sumándose -algunos a reganadientes, como el Reino Unido- el resto de los miembros de la Alianza Atlántica. Aunque ha necesitado de la política de hechos de la para reaccionar, Rusia jugó sus cartas, convenció a sus hermanos serbios de la determinación de la Alianza y convirtió una presumible derrota en una victoria. Ha vuelto a la escena internacional con un nuevo peso específico. Habrá que seguir teniendo en cuenta a Moscú, como en tiempos de la guerra fría, con una visión netamente diferenciada de la de Washington. Mientras que Estados Unidos sigue defendiendo a los musulmanes como víctimas, Rusia dice que hay que aceptar la realidad impuesta por la fuerza militar y la limpieza étnica. En eso coincide con los mediadores internacionales, que ahora acaso volverán a imponer al Gobierno bosnio la partición del país -reconocido por las Naciones Unidas- en tres entidades étnicamente diferenciadas.

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La martirizada población de Sarajevo, que ha quemado su esperanza en una reacción internacional tras 22 interminables meses de asedio, empieza a creer que el sitio se acaba, aunque muchos hubieran querido que el bombardeo se consumara.

> Tanto la ONU como la Unión Europea exhiben de puertas afuera su satisfacción por el paso dado en Sarajevo para la pacificación de Bosnia sin llegar a desenfundar las armas, pero no pueden disimular la evidencia: ¿Por qué no se lanzó antes el ultimátum?

> El Gobierno bosnio hubiera preferido un bombardeo como una suerte de compensación tras 22 meses de guerra en las que el mundo no les defendió ni les permitió -merced al embargo internacional de armas- defenderse, y le devolviera la iniciativa para luchar por una Bosnia unida y multiétnica.

Los serbios han preservado sus armas, que según muchos analistas podrán emplear en otras partes de Bosnia, pero han tenido que ceder.

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