Un camino difícil

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En la tercera y última sesión plenaria del Parlamento Internacional de Escritores, los participantes no lograron llegar a un acuerdo para pactar un texto. Surgieron infinitas discrepancias, de forma y de fondo. "¿Le llamamos parlamento, consejo o qué?", "¿se establecerá alguna fórmula para proteger a quienes se adhieran a esta declaración?", "¿contemplará sólo las persecuciones y amenazas a escritores, o también a artistas, traductores, intelectuales, periodistas...?".La reunión fue tan tensa que algunos escritores, como los antillanos Patrick Chamoiseau, ganador del Premio Goncourt del pasado año, o Édouard Glissant abandonaron la sesión con muestras de enfado. Según unos, porque no se reconocía el problema del mestizaje; según otros, porque no se les dejó intervenir suficientemente.

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Otra protesta de los escritores no franceses fue la del idioma. "Aquí sólo pueden intervenir los que hablan francés".

Los escritores proyectaban reunirse anoche y también a primera hora de hoy para llegar a una conclusión antes de la clausura del Carrefour, esta mañana.

De lo que todos están convencidos es de que quieren que esta iniciativa, el parlamento o como finalmente se llame, siga adelante, porque, dicen, es imprescindible en "estos tiempos tan, tan dificiles".

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