NUEVOS AIRES PARA EL PRADO

Un "cambio de aires" para Felipe Garín

Felipe Garín cumplió ayer 50 años y sus hijos le regalaron un reloj. Así llegó a su encuentro con la ministra de Cultura, Carmen Alborch, quien le aceptó la renuncia como director del Museo del Prado, momentos antes de la toma de posesión de los nuevos directores generales de Bellas Artes y del Libro, en la sala de columnas de la quinta planta del Ministerio de Cultura. El saliente director de Bellas Artes José María Luzón dijo que había tenido suerte durante los tres años de su gestión porque no se había caído ninguna catedral ni el acueducto de Segovia, lo que provocó una sonrisa de comp...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Felipe Garín cumplió ayer 50 años y sus hijos le regalaron un reloj. Así llegó a su encuentro con la ministra de Cultura, Carmen Alborch, quien le aceptó la renuncia como director del Museo del Prado, momentos antes de la toma de posesión de los nuevos directores generales de Bellas Artes y del Libro, en la sala de columnas de la quinta planta del Ministerio de Cultura. El saliente director de Bellas Artes José María Luzón dijo que había tenido suerte durante los tres años de su gestión porque no se había caído ninguna catedral ni el acueducto de Segovia, lo que provocó una sonrisa de complicidad por parte de un Garín que procuraba evitar todo protagonismo en el acto.

"Ha sido un acuerdo mutuo, cariñoso y cordial", declaró Garín. No quiso extenderse sobre los motivos de su renuncia. "A mí no me gusta dar portazos y hay que hacer las cosas con normalidad, en bien de la institución. Creo que ha llegado el momento de cambiar de aires y reflexionar. Como soy un funcionario, seguiré trabajando en otras tareas". A la ministra, Garín le comunicó que había cumplido una etapa y tenía "un cierto cansancio personal".

Más información

Garín rechaza que los últimos acontecimientos de las goteras en las salas de Velázquez hubieran influido en su decisión, ya que en ese caso hubiera "aguantado el chaparrón" más tiempo. Para distraer más indagaciones, pedía que se le permitiera "un trocito de privacidad", y ante las insistencias afirmaba que el director del Prado es como "un corredor de relevos", en donde lo importante es el museo, no las personas, aunque en su caso tuvo que coger el testigo "del suelo", al haber pasado dos meses desde la destitución de su antecesor, Alfonso Pérez Sánchez. "Estoy muy satisfecho. He hecho cosas, tanto dentro como fuera, como la compra de obras, las nuevas salas, las exposiciones -seis el año pasado-, el inventario, dentro de un museo y un cargo que es complejo y difícil".

Carmen Alborch adelantó que sus relaciones con Garín eran muy buenas y descartó como causa de la dimisión la diferencia de criterios sobre el anteproyecto de ampliación subterránea del museo o los ajustes en el presupuesto. "No ha habido recortes, sólo un aplazamiento para una mejor reflexión sobre las posibles ampliaciones".

Garín siguió ayer siendo director del Prado. A partir de mañana será director honorario, según la tradición y a propuesta de la ministra, que aceptó el pleno del patronato, reunido ayer con carácter urgente y extraordinario. El patronato conoció la candidatura del catedrático y crítico Francisco Calvo Serraller como nuevo director. "Es una persona muy válida y de gran empuje, con el que mantengo buena amistad y estoy a su disposición en beneficio del Prado", declaró Garín, principal candidato a dirigir el Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, tras la dimisión del director, Dionisio Hernández Gil. Tras la reunión del patronato, Garín abrió el curso sobre el retrato en el Prado, organizado por Calvo Serraller.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En