Crítica:JAZZ

Dimensiones monumentales

Cualquier intento de catalogar a Randy Weston está condenado de antemano al fracaso. Tan simplista resulta empujarle al puesto de abanderado del pianismo enraizado en formas puramente africanas como situarle en la estela concreta de Duke Ellington y Thelonious Monk. Aunque es incuestionable la presencia de estas influencias en su estilo, basta sobrevolar su música para comprobar que no es hombre de fidelidades suicidas sino artista íntegro que disfruta buscando soluciones propias a los eternos problemas estéticos.Su demoledora mano izquierda transforma las teclas graves del plano en coloristas...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Cualquier intento de catalogar a Randy Weston está condenado de antemano al fracaso. Tan simplista resulta empujarle al puesto de abanderado del pianismo enraizado en formas puramente africanas como situarle en la estela concreta de Duke Ellington y Thelonious Monk. Aunque es incuestionable la presencia de estas influencias en su estilo, basta sobrevolar su música para comprobar que no es hombre de fidelidades suicidas sino artista íntegro que disfruta buscando soluciones propias a los eternos problemas estéticos.Su demoledora mano izquierda transforma las teclas graves del plano en coloristas parches de tambor, al mismo tiempo que la derecha desgrana, con instinto infalible, un bellísimo rosario de fértiles ideas. La combinación entre ambas es explosiva. El blues alcanza así dimensiones monumentales; se esponja en complejos desarrollos para quebrarse por sorpresa en un rapto de saludable espontaneidad. La riqueza melódica se da la mano con la exuberancia rítmica creando una trama densa, casi pétrea pero llena de matices, que sustenta atmósferas sugerentes en constante movimiento. El mundo expresivo de Weston rechaza el amparo de las escuelas cerradas, pero no ignora las enseñanzas de los maestros.

Randy Weston Trio

Randy Weston (piano), Talib Kibwe (saxos alto y soprano, flauta) Nell Clarke (percusión). Café Central. Madrid. Hasta el 10 de octubre.

Es una lástima que Weston prefiera compartir su extraordinario talento con las discretísimas capacidades de los dos músicos que le acompañan. El saxofonista Talib Kiwbe acusa serias limitaciones ante instrumentos de amplio rango expresivo, mientras al entusiasta Neil Clarke le sucede justamente lo contrario: toca con encomiable solvencia herramientas musicales nacidas humildes y limitadas, poco aptas para desempeñar papeles de relieve. Por momentos resulta doloroso comprobar el vasto espacio que separa el genio de la simple competencia, aunque lo realmente hiriente es que la segunda invada el tiempo que debería tener el primero.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En