Ausencias

El público de Almería no quiere aburrimiento. Si lo que sucede en el ruedo no interesa, pide música o tararea la canción del verano. Es un público festivo, pero no se deja engañar con facilidad. Con el mismo ardor que pide las orejas protesta cuando los toros son inválidos, los picadores no pican, los banderilleros no ponen banderillas, los toreros pretenden ocultar con molinetes de rodillas lo que son incapaces de hacer de pie. Un espectáculo, en suma, más o menos, como el que ofrecieron los toros y los diestros. En definitiva, fue una tarde cargada de ausencias: de casta y fuerza en los toro...

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El público de Almería no quiere aburrimiento. Si lo que sucede en el ruedo no interesa, pide música o tararea la canción del verano. Es un público festivo, pero no se deja engañar con facilidad. Con el mismo ardor que pide las orejas protesta cuando los toros son inválidos, los picadores no pican, los banderilleros no ponen banderillas, los toreros pretenden ocultar con molinetes de rodillas lo que son incapaces de hacer de pie. Un espectáculo, en suma, más o menos, como el que ofrecieron los toros y los diestros. En definitiva, fue una tarde cargada de ausencias: de casta y fuerza en los toros; de ánimo y disposición, en los toreros.Ortega Cano es la ausencia. Es una sombra de la categoría torera que, sin duda, atesora. No es que no esté; es que no ha vuelto. El único algarra que se dejó torear le correspondió a él; el sobrero, noble y encastado, también. Pues a ninguno de los dos entendió ni toreó.

Algarra / Ortega, Espartaco, Sánchez

Cinco toros de Luis Algarra (4º fue devuelto por inválido), justos de presentación, muy blandos y nobles. Sobrero, de María Lourdes Martín, bien presentado, noble. Ortega Cano: media baja (palmas); bajonazo (vuelta). Espartaco: pinchazo, media y cuatro descabellos (palmas); dos pinchazos -aviso- y pinchazo (ovación). Manolo Sánchez: dos pinchazos, estocada y aviso (silencio); dos pinchazos y media tendida (silencio). Plaza de Almería, 25 de agosto. Cuarta corrida de feria. Casi lleno.

A Espartaco, al igual que ocurriera en la feria de Málaga, le tocaron dos inválidos. Y volvió a enfadarse con alguien del callejón a quien, se supone, considera responsable del desaguisado. Se justificó porque le sobran recursos, pero ni con capote ni con la muleta se sintió a gusto. La verdad es que la plaza, tampoco. Además mató muy mal.

A Manolo Sánchez se le notan otras ausencias. Ausencia de ánimo y de valor. En su primero se puso de rodillas. Como no es lo suyo, aburrió. En el sexto estuvo soso, conformista, precavido y sin saber qué hacer.

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