Cartas al director

Circulo vicioso

Antes que nada, lamento el retraso de esta nota, pero me parece que desde la responsabilidad de nuestro cotidiano quehacer profesional debemos aportar nuestra opinión como reflejo de que por lo menos nos asiste una preocupación por la sociedad a la que servimos y que nos mantiene. Tiene mi carta relación con un pequeño artículo aparecido en su diario el 1 de abril de 1993, en la página 25 de la sección Sociedad. En él se recogen algunas cifras de Greenpeace sobre la contaminación que produce la industria papelera en zonas costeras de la Península. Greenpeace agrega que la aplicación de nuevas ...

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Antes que nada, lamento el retraso de esta nota, pero me parece que desde la responsabilidad de nuestro cotidiano quehacer profesional debemos aportar nuestra opinión como reflejo de que por lo menos nos asiste una preocupación por la sociedad a la que servimos y que nos mantiene. Tiene mi carta relación con un pequeño artículo aparecido en su diario el 1 de abril de 1993, en la página 25 de la sección Sociedad. En él se recogen algunas cifras de Greenpeace sobre la contaminación que produce la industria papelera en zonas costeras de la Península. Greenpeace agrega que la aplicación de nuevas tecnologías para rebajar el impacto ambiental de sustancias tóxicas "no supera los 4.000 millones de pesetas". Como contrapartida a este 27% de residuos tóxicos, siempre en cifras de Greenpeace, cuyo impacto real sobre el medio ambiente no es fácil de calcular, invierte en ciencia básica alrededor de unos 100 millones de pesetas al año si se suman los posibles aportes de la industria al esfuerzo del Estado. Sin tener en cuenta la inversión de alguna industria del sector que utiliza tecnología para reducir el color de los vertidos. Hago este comentario desde la bancada de los investigadores del Estado que dedicamos largas jornadas a escribir proyectos y más proyectos para los organismos de financiación públicos, que al fin, tras muchas evaluaciones, nos van a proporcionar módicas cifras de alrededor de 10 millones de pesetas al año por equipo. Nos resulta increíble que por un lado la industria tenga problemas de I+D y que, en la acera de enfrente, el sector privilegiado que puede aportar conocimiento disponga de míseras sumas de dinero para llevar a cabo su trabajo. Así, de esta manera, se va perpetuando un sistema de círculo vicioso en el que ambos sectores están de espaldas, sin cauces de diálogo para mejorar la productividad del país. Ésta es una vía que los países anglosajones ya han resuelto hace mucho tiempo: creando conocimiento. Estar en posesión del conocimiento es aquilatar cuotas de libertad; la ignorancia es sumisión y dependencia.-

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