La herencia de Ochoa

En 1987, el Fondo de Investigaciones Sanitarias (FIS) destinó al cáncer 90 millones de pesetas; en 1991, esa cifra subió a 350 millones. "La financiación va creciendo, lo cual demuestra que hay un número mayor de grupos que se incorporan a esa área", afirma José Ramón Ricoy, responsable de ese organismo. De 70 proyectos aprobados en el 87 se ha pasado a 130 en 1992.Un 20% de esos proyectos es sobre epidemiología; un 40%, ensayos clínicos, y el 40% restante, investigación básica. "Esto es un equilibrio bastante aceptable, aunque no tenemos el mismo nivel de cantidad que EE UU, pero sí calidad",...

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En 1987, el Fondo de Investigaciones Sanitarias (FIS) destinó al cáncer 90 millones de pesetas; en 1991, esa cifra subió a 350 millones. "La financiación va creciendo, lo cual demuestra que hay un número mayor de grupos que se incorporan a esa área", afirma José Ramón Ricoy, responsable de ese organismo. De 70 proyectos aprobados en el 87 se ha pasado a 130 en 1992.Un 20% de esos proyectos es sobre epidemiología; un 40%, ensayos clínicos, y el 40% restante, investigación básica. "Esto es un equilibrio bastante aceptable, aunque no tenemos el mismo nivel de cantidad que EE UU, pero sí calidad", afirma Ricoy.

En efecto, la estela dejada por Severo Ochoa ha contribuido a que la biología molecular sea un campo fructífero para los investigadores hispanos. Así, dentro de las investigaciones básicas realizadas en centros españoles destacan aquellas que ahondan los trabajos iniciados por Mariano Barbacid y Eugenio Santos en Estados Unidos sobre oncogenes. Carlos Gamallo, por ejemplo, del hospital La Paz, busca la hilazón entre el gen de la Caderina y el cáncer de mama. En Barcelona, el instituto municipal, junto con los hospitales de Elche (Alicante) y Son Dureta (Mallorca), trabaja sobre el papel del oncogen K-RAS en el cáncer de páncreas.

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