Tribuna:

Adiós, 'riau-riau'

"Le saldrá de viejo...".Dentro de aquella beatífica atención de los antiguos médicos de cabecera, cuando no se recataba casi nadie de llamarles a cualquier hora del día o de la noche, tenía cabida aquella sentencia -más que diagnóstico- que emplazaba hacia la posibilidad de que un golpe recibido a los 15 años -pongamos por ejemplo- se acusara allá por los 40 o 50 : "Le saldrá de viejo". Entonces, hablar de los 80 años casi era impensable; eso era, ya, pura decrepitud, salvo todas las excepciones siempre posibles.

Bueno, pues al hablar de nuestro riau-riau, remoquete o rúbrica del...

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"Le saldrá de viejo...".Dentro de aquella beatífica atención de los antiguos médicos de cabecera, cuando no se recataba casi nadie de llamarles a cualquier hora del día o de la noche, tenía cabida aquella sentencia -más que diagnóstico- que emplazaba hacia la posibilidad de que un golpe recibido a los 15 años -pongamos por ejemplo- se acusara allá por los 40 o 50 : "Le saldrá de viejo". Entonces, hablar de los 80 años casi era impensable; eso era, ya, pura decrepitud, salvo todas las excepciones siempre posibles.

Bueno, pues al hablar de nuestro riau-riau, remoquete o rúbrica del ya archifamoso vals de Miguel Astrain, cuyo título es, realmente, La alegría de San Fermín, cabría decir lo mismo: "Ya le saldrá de viejo".

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El riau-riau, como tal, está de moda. Lo está pore cuanto ha servido para ser tomado como bandera, banderín o pretexto simple para todo lo menos festivo que uno pueda imaginarse. Por fin, este año, se ha caído del programa. Las peñas ofrecen garantías -¡ya era hora!- a la vez que su nota habla de exigencias. ¡Incomprensible! El alcalde insiste en que no hay suficientes garantías o, vamos, traducido al cristiano, que mejor sería exigir menos, y hacer más.

Durante los últimos años el riau-riau ha sido el protagonista de lo que normalmente decíamos gamberradas, sin duda quedándonos cortos de apreciación. Ya, por fin, el pasado año, fue lo que en toda regla se llama una verdadera batalla campal, impropia del momento y la circunstancia.

El citado vals de Astrain comenzó a utilizarse como acompañamiento de la corporación municipal a Vísperas el año 1910. El gritico o remoquete aflora en 1915. En 1922 el señor alcalde, don Tomás Mata y Lizaso, publica un bando prohibiéndolo de manera tajante. Premín de Iruña hace unas letrillas que caen mal en aquellas gentes "sesudas", como solía decir IgnacioY el año 1923, ¡la bomba!, Pamplona va a estrenar alcalde en la persona de don Joaquín Iñarra, que gozaba de grandes simpatías. Llega el día de las Vísperas. Se reúne la corporación. Sale al zaguán... Un gran silencio. ¿Qué hará don Joaquín? Pues don Joaquín, cuando llega la parte del estribillo, suelta un riau-riau como una sentencia como un bando.

Cuanto ha sucedido desde entonces, que no ha sido poco, antes y tras la guerra civil (más bien ha sido demasiado), hace bueno el dictado del paternal médico: "Le saldrá de viejo". Ya lo creo que le ha salido. Que lo digan Javier Rouzaut, Julián Balduz, Javier Chourraut... Ya lo dijeron: ¡Adiós, riau-riau!

es periodista, y fue presidente de la Asociación de la Prensa de Pamplona.

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