Empresas vascas reducen en un 40% la mortalidad por infarto

Diez años después de llegar la prevención sanitaria al mundo de la empresa vasca, los resultados empiezan a hacerse palpables. El desarrollo de un programa preventivo ha reducido la tasa de mortalidad por infarto en un 40% en los obreros de las cooperativas del Grupo Mondragón en la empresa de Legazpia (Guipúzcoa) Patricio Echevarría.

Miguel María Iriarte, médico patrocinador del programa Paim (Prevención de la Angina, Infarto y Muerte Súbita en la Empresa) no esconde su alegría por el éxito, y asegura que la receta mágica está en controlar la hipertensión arterial y el coles...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Diez años después de llegar la prevención sanitaria al mundo de la empresa vasca, los resultados empiezan a hacerse palpables. El desarrollo de un programa preventivo ha reducido la tasa de mortalidad por infarto en un 40% en los obreros de las cooperativas del Grupo Mondragón en la empresa de Legazpia (Guipúzcoa) Patricio Echevarría.

Miguel María Iriarte, médico patrocinador del programa Paim (Prevención de la Angina, Infarto y Muerte Súbita en la Empresa) no esconde su alegría por el éxito, y asegura que la receta mágica está en controlar la hipertensión arterial y el colesterol a través de la dieta y en abandonar el tabaco. Un seguimiento preventivo de estos factores de riesgo reduciría los 63.000 infartos que sacudieron los corazones españoles en 1991.

Los efectos de la vida moderna en los países occidentales aceleran el riesgo de enfermedad cardiaca: el tabaco, el estrés, el insomnio o el fantasma del paro. Un estudio realizado a trabajadores de unos astilleros en crisis reveló el retrato robot del potencial enfermo cardiovascular: hombre, entre 50 y 55 años, con estrés psíquico y con riesgo de ser despedido. "Pero para que una persona estresada tenga un infarto o sufra una muerte súbita tiene que haber una lesión", dice Iriarte.

El programa de prevención incide en el trabajador, primero, a través de un estudio de su situación física (historia clínica, análisis de colesterol y glucosa y, finalmente, un electrocardiograma); a continuación se controla la alimentación y se exige que abandone el tabaco. En caso de obreros hipertensos, diabéticos o con el colesterol alto, se realiza un seguimiento especial.

Archivado En