Crítica:

¿Y la emoción?

El movimiento de interpretación musical con instrumentos originales empezó más o menos al tiempo que la nueva cocina gastronómica. Ambas coincidían en la búsqueda de autenticidad o liberación de excesos. Unos y otros tuvieron una legión de imitadores. El tiempo ha ejercido la selección natural y permanecen con gran magisterio únicamente los grandes liderados por Bocuse y Harnoncourt.Herreweghe y su grupo tienen ya 20 años de experiencia en estas lides y sus grabaciones discográficas son numerosas y muy apreciadas por la crítica especializada. La Misa en si menor de Bac...

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El movimiento de interpretación musical con instrumentos originales empezó más o menos al tiempo que la nueva cocina gastronómica. Ambas coincidían en la búsqueda de autenticidad o liberación de excesos. Unos y otros tuvieron una legión de imitadores. El tiempo ha ejercido la selección natural y permanecen con gran magisterio únicamente los grandes liderados por Bocuse y Harnoncourt.Herreweghe y su grupo tienen ya 20 años de experiencia en estas lides y sus grabaciones discográficas son numerosas y muy apreciadas por la crítica especializada. La Misa en si menor de Bach, que ofrecieron en el Monumental fue ligera de trazo, de escaso cuerpo en el sonido, frágil (con más de una desafinación) y monótona. No se puede decir que su interpretación fuese deficiente. En absoluto. Estuvo muy bien tocada, pero careció de emoción.

Misa en si menor BWV 232

De Juan Sebastián Bach.Collegium Vocale de Gand. Director: Nilippe Herreweghe. Ciclo Academia Armónica. Madrid Cultural. Teatro Monumental. 7 de mayo.

Al Kyrie 1 le faltó grandeza y le sobró languidez, acompañamientos como el de la flauta en el Benedictus estuvieron al límite del amaneramiento. Todo muy correcto, pero apagado, sin chispa. Quizá este concepto interpretativo encuentre una mayor adecuación en otros espacios o en obras como las Cantatas del propio Bach, incluso las más suntuosas, pero en la Misa falta fuerza.

Comentario aparte merece la presencia física del grupo. Un concierto no sólo se escucha sino que también se ve. No seré yo quien critique la absoluta falta de uniformidad en la vestimenta que contemplaba desde el frac hasta el atuendo más informal. Pero sí me parecen deleznables detalles como el de un violinista que sacó los pies de los zapatos o que el grupo comenzase su concierto un cuarto de hora más tarde sin dar ninguna explicación. Esto es, sencillamente, mala educación y falta de respeto al público.

Excelentes notas al programa de Luis Carlos Daggo y éxito grande al final, aunque alguno abandonó la sala en el intemedio incapaz de soportar el tedio. Y es que, a veces son más auténticas unas alubias con chorizo que una lubina perfumada al aroma de rosas.

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