Crítica:JAZZ

Una síntesis esquiva

Aunque no abunda la bibliografía sobre el tema, no se puede decir que las similitudes entre el flamenco y el jazz hayan pasado inadvertidas. Algunos autores han señalado notables coincidencias entre ambas formas artísticas, no sólo en los modos de expresión, sino también en los orígenes geográficos y étnicos que las motivaron. Sin embargo, el éxito está aún por llegar, como si las excesivas semejanzas de carácter, en vez de ayudar, estorbaran su convivencia armónica.Las cigarras son quizá sordas, el disco presentado por Jorge Pardo en la animadísima sala Revólver, ayuda a remediar en lo...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Aunque no abunda la bibliografía sobre el tema, no se puede decir que las similitudes entre el flamenco y el jazz hayan pasado inadvertidas. Algunos autores han señalado notables coincidencias entre ambas formas artísticas, no sólo en los modos de expresión, sino también en los orígenes geográficos y étnicos que las motivaron. Sin embargo, el éxito está aún por llegar, como si las excesivas semejanzas de carácter, en vez de ayudar, estorbaran su convivencia armónica.Las cigarras son quizá sordas, el disco presentado por Jorge Pardo en la animadísima sala Revólver, ayuda a remediar en lo posible lo esquivo de esta síntesis. El saxofonista madrileño aprovecha que el flamenco y el jazz han trascendido desde hace muchos años su hermetismo inicial para acomodarse a los tiempos, y saca gran partido al hecho de que hoy estén tan bien vistos los mestizajes, aunque carguen las tintas sobre músicas ya mestizas desde sus mismos orígenes.

Noche de flamenco-jazz

Jorge Pardo (flauta, saxos tenor y soprano), Carles Benavent (bajo) más artistas invitados. Sala Revólver. Madrid, 13 de marzo.

No obstante, el proyecto de Pardo entraña sus riesgos. Sabe que hay que cuidar el equilibrio, sopesar las proporciones y dosificarlas con tino. En un lado de la balanza coloca su estupendo fraseo jazzístico, fácil para el arabesco, y en el otro, a sus acompañantes (cantaor, tocaor y percusionista), que no se desvían un ápice de su papel de nuevos flamencos, a excepción del bajista Carles Benavent, apto para toda labor.

Inevitablemente, el fiel se decanta y lo hace en detrimento del jazz. Sólo en los temas de Miles Davis Nardis y Blue in green, y en el Donna Lee de Charlie Parker, se alcanzan momentos de auténtica hermandad. Pero como el equilibrio es sólo una más entre las virtudes de cualquier música, siempre quedan otras para disfrutar, algunas tan sobresalientes como el sentimiento y la hondura que Pardo sabe poner en cada interpretación. En ese terreno abierto sí consigue doblegar estéticas reacias a la mezcla a sus propios intereses.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En