42º FESTIVAL DE BERLÍN

Pilar Miró gana el Oso de Plata a la calidad cinematográfica con 'Beltenebros'

Lawrence Kasdan obtiene el Oso de Oro con su magistral película 'Grand Canyon'

Muchos aplausos y algunos abucheos que no disimulaban su animadversión acompañaron ayer a la proclamación del filme norteamericano Grand Canyon, de Lawrence Kasdan, como ganador del Oso de Oro y, por tanto, triunfador absoluto de esta Berlinale. La extrema radicalidad y la fuerza subversiva de este magistral filme no se presta a las unanimidades. Casi todos los restantes premios también produjeron algo de polémica: el húngaro István Szabó, que obtuvo el Premio Especial del Jurado con Dulce Emma, no se salvó de la división de opiniones, que se acentuó con la concesión a la española Beltenebros,...

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Muchos aplausos y algunos abucheos que no disimulaban su animadversión acompañaron ayer a la proclamación del filme norteamericano Grand Canyon, de Lawrence Kasdan, como ganador del Oso de Oro y, por tanto, triunfador absoluto de esta Berlinale. La extrema radicalidad y la fuerza subversiva de este magistral filme no se presta a las unanimidades. Casi todos los restantes premios también produjeron algo de polémica: el húngaro István Szabó, que obtuvo el Premio Especial del Jurado con Dulce Emma, no se salvó de la división de opiniones, que se acentuó con la concesión a la española Beltenebros, de Pilar Miró, de un Oso de Plata por sus "calidades cinematográficas".

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La concesión del Oso de Plata a la mejor dirección al sueco Jan Troell por Il capitano despertó también iras y aplausos, así como la decisión de conceder el Premio Alfred Bauer (en honor al fundador de la Berlinale y que se otorga a películas formalmente innovadoras y arriesgadas) a la película rusa Infinitos, obra larguísima, densa y difícil de ver, escrita y dirigida por Marlen Chuziev.Los únicos galardones que no fueron contestados por algunas voces disonantes del millar de periodistas acreditados aquí, que atestaban ayer la sala de conferencias de prensa del Kongresshalle berlinés, fueron: el Oso de Plata a la primera película, que fue concedido al chileno Ricardo Larrain por La frontera, un filme de producción hispano-chilena que ha obtenido un notable éxito de público y crítica; y los premios a la interpretación masculina al alemán Armin Mueller-Stahl por su trabajo en Utz, y femenina a la actriz china de Hong Kong Maggie Cheung, por su actuación en Ruan Ling Yu.

Las dos únicas películas importantes que la, lista oficial de premios omitió fueron las dos francesas. Por el contrario, la omisión de Cape Fear, la frustrada película de Martin Seorsese, es justa. La ausencia de Todas las mañanas del mundo, dirigida por Alain Corneáu, se explica a medias por su reciente triunfo en la concesión de los premios Cesar franceses. En cambio, el silencio del jurado de la Berlinale ante Cuento de invierno, de Eric Rohmer, tiene más difícil explicación y buena prueba de ello es su triunfo en los dos premios extraoficiales con prestigio y resonancia: el de la Cipresci o prensa internacional y el del llamado Jurado Ecuménico, que compartió con Infinitas y Dulce Emma.

Elaboraron esta discutida lista de premios la actriz francesa Annie Girardot, que asumió las funciones de presidenta del jurado; la actriz británica Susanna York; el crítico español Fernando Lara, director del festival de Valladolid; el director georgiano Eldar Shengelala; Charles Champlin, crítico del periódico estadounidense Los Ángeles Times; el productor canadiense Irving Ivers; el historiador de cine alemán Wolfgang Klaue; Michael Verhoeven, director de cine alemán; Sylvia Chang, actriz china de Taiwan; Ildiko Enyedi, una documentalista húngara, y, finalmente, la productora israelita Dahlia Shapira.

Los Osos de Plata a Beltenebros y La frontera resumen el notable éxito obtenido en la Berlinale por el cine español, presente con tres películas en la competición y con otras tres en el Panorama, donde Vacas, de Julio Medem, y Martes de Carnaval, de Bauluz y Carvajal, salieron más que airosas; mientras que El rey pasmado, de Imanol Uribe, triunfó en toda la línea, convirtiéndose en una de las películas más celebradas y comentadas de las casi 200 que abarcó la programación de esta edición del festival berlinés.

De haber entrado en competición, nadie duda aquí que no se hubiera ido de vacío, pues su acogida por el público berlinés fue excelente. Y una vez más hay evidencias de que la crisis galopante que padece el cine español no se debe a sus cineastas, sino al desamparo cada vez mayor en que éstos se encuentran.

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