Los palestinos volverán a la mesa de negociaciones

La delegación jordano-palestina regresará a la mesa de negociaciones de paz en Washington "en las próximas 48 horas", según anunció ayer en Ammán el ministro jordano de Exteriores, Kamel Abu Jaber. El líder de la OLP, Yasir Arafat, satisfecho con la enérgica acción de la ONU contra Israel, abandonó la idea de boicotear el proceso de paz. La condena del Consejo de Seguridad a la decisión israelí de deportar a 12 palestinos dio un triunfo político a la OLP, aunque seguramente no tendrá efecto alguno en la política de Tel Aviv.

El frágil proceso de paz iniciado en Madrid hace tres meses se...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La delegación jordano-palestina regresará a la mesa de negociaciones de paz en Washington "en las próximas 48 horas", según anunció ayer en Ammán el ministro jordano de Exteriores, Kamel Abu Jaber. El líder de la OLP, Yasir Arafat, satisfecho con la enérgica acción de la ONU contra Israel, abandonó la idea de boicotear el proceso de paz. La condena del Consejo de Seguridad a la decisión israelí de deportar a 12 palestinos dio un triunfo político a la OLP, aunque seguramente no tendrá efecto alguno en la política de Tel Aviv.

El frágil proceso de paz iniciado en Madrid hace tres meses se ha salvado de momento gracias a la ONU. Así, al menos, lo entienden los palestinos, que aplauden la dureza con que el Consejo de Seguridad aprobó por unanimidad una resolución que condena la política israelí de deportaciones. El texto instaba también a Tel Aviv a autorizar el retorno de los 66 árabes expulsados de los territorios ocupados desde el inicio de la rebelión palestina, hace más de cuatro años."El Consejo de Seguridad ha ignorado totalmente el asesinato de israelíes por terroristas palestinos", afirma el comunicado emitido ayer por el Gobierno de Isaac Shamir.

Israel anunció su decisión de expulsar a 12 activistas palestinos de Gaza y Cisjordania al día siguiente del asesinato de un colono judío, el miércoles pasado, y justificó su actitud diciendo que las deportaciones son un castigo para quienes inciten a la violencia.

"No nos gusta expulsar oencarcelar, pero los atentados mortíferos contra nuestros civiles inocentes nos obligan a ello", dijo Shamir al arzobispo de Canterbury, George Carey, de visita oficial en Jerusalén.

Llama la atención que en los ocho párrafos de la resolución se emplee igual número de veces los términos "ocupación", "potencia ocupante" y "territorios ocupados", y se mencione específicamente a Jerusalén.

"Es inútil presionar a Israel. No daremos marcha atrás en el decreto de expulsión. El único efecto que estas presiones tienen es impulsar a terroristas asesinos continuar su tarea", declaró a los periodistas el ministro de Defensa israelí, Moshe Arens.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Los árabes dejaron en suspenso su asistencia a la tercera ronda de negociaciones bilaterales, que debía inaugurarse ayer en la capital norteamericana, pero la resolución ha permitido a los árabes continuar con un proceso que no querían que se paralizara indefinidarnente. Líbano fue el primer país en anunciar que enviaría a sus representantes a Washington. Según su ministro de Exteriores, Faris Buez, la condena de la ONU "ha puesto fin a las reservas de Líbano para reanudar las conversaciones con Israel". Se espera que las demás delegaciones árabes y, especialmente, la palestina anuncien también su asistencia a esta tercera ronda de negociaciones.

En Túnez, el portavoz de la OLP, Ahmed Abderrahmán, dijo que Arafat se aprestaba a autorizar el envío de la delegación palestina a Washington. "El Consejo de Seguridad ha salvado el proceso de paz, y nosotros sólo podemos expresar nuestro reconocimiento por sus esfuerzos y los de aquellos países que contribuyeron" a la aprobación de la resolución, agregó.

Si los palestinos abrigaban alguna esperanza de que la condena de la ONU podría dejar sin efecto las deportaciones, ésta debió desvanecerse rápidamente, a pesar de que la medida también ha encontrado fuertes críticas dentro del país. Según el general en la reserva Shlomo Gazith, antiguo responsable de los territorios ocupados, la deportación no es un arma eficaz de disuasión. Tras cuatro expulsiones sucesivas de 45 palestinos en total, durante 1988 y 1989, la violencia en Gaza y Cisjordania no sólo no bajó sino que aumentó entre un 13% y un 18% después de cada expulsión. Pero las críticas de Gazith, como las de Simón Peres y otros dirigentes laboristas se centran en que la expulsión no es una medida eficaz y dejan de lado el que es un grave castigo contra personas que no están implicadas en ningún asesinato.

La cuestión de las deportaciones "es muy importante porque está vinculada a las verdaderas intenciones de Israel en el proceso de paz", dijo el delegado palestino Gausan al Jatib.

Archivado En