Crítica:TEATRO

Parodia de poca risa

Tanta tradición -casi- tiene en España el Tenorio, de Zorrilla, como sus parodias. Ésta es una de ellas; no de las más divertidas ni de las más ingeniosas, pero con algún que otro chistecillo dramatúrgico bien hallado; Doña Inés es una colegiala que apenas sabe leer la famosa carta ni entiende su vocabulario, y a la que hay que despegar de su acoso sexual a Don Juan en la escena del sofá. Cosas así. La traslación del ambiente y los sucesos a un mundo de gánsteres recuerda, con palidez, a un famoso Rigoletto situado en el Chicago de los años veinte, y entre bandas: pero a aquél no le fal...

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Tanta tradición -casi- tiene en España el Tenorio, de Zorrilla, como sus parodias. Ésta es una de ellas; no de las más divertidas ni de las más ingeniosas, pero con algún que otro chistecillo dramatúrgico bien hallado; Doña Inés es una colegiala que apenas sabe leer la famosa carta ni entiende su vocabulario, y a la que hay que despegar de su acoso sexual a Don Juan en la escena del sofá. Cosas así. La traslación del ambiente y los sucesos a un mundo de gánsteres recuerda, con palidez, a un famoso Rigoletto situado en el Chicago de los años veinte, y entre bandas: pero a aquél no le faltó su música, sus grandes voces, su buena orquesta.Aquí la parodia retiene el verso de Zorrilla, por lo menos en gran parte -con cortes y acomodaciones-, pero no sin música, ni su dicción: es pesadamente lento, la mayor parte de la parodia se deposita en las déformaciones de dicción de los actores, y naturalmente no suena para nada. Mejor haberlo escrito nuevo. Eri esta deformación entran, principalmente, los tópicos para hacer reír: un personaje -el Escultor- es una mariquita loca, que dialoga con un Don Juan en plena borrachera. Lo extraño del caso es que, entregándose a este género sin prejuicios ni escrúpulos, la obra no resulte divertida, sino pesada, y larga. Aburrida. Bastantes espectadores huyeron en el descanso, aunque sus butacas vacías fueron rellenadas por quienes estaban detrás o arriba. Y de los que se quedaron, algunos durmieron. Otros resistimos a base de conciencia profesional; y porque la realidad es que hacia la segunda mitad se acentúa el tono de parodia, y la presencia de esta Doña Inés, que hace muy bien -para lo que se intenta- Lola Manzano, anima un poco.

Don Juan Tenorio

De José Zorrilla. Intérpretes: F. M. Poika, Carlos Rivas, Pedro Casablanc, José Caride, Luis Alfaro, Manuel Millán, Mario Vedoya, Nancho Novo, Manuel Peinado, Teresa Pardo, Vicky Lagos, Chus Barbero, Amparo Vega León, Lola Manzano. Dramaturgia y dirección: Ángel Facio. Goliardos. VIII Festival de Otoño. Madrid, 21 de noviembre.

Los demás actores no vencen la pesadez, el decorado es burdo y se añoran las groseras parodias antiguas y, desde luego, la brillante, reflexiva, teatral obra de Zorrilla, contra el que está -lo declara- Ángel Facio. No se explica bien qué hace un género menor -y, dentro de lo menor, más pequeño- en este festival; pero muchas de las obras de su programa no se explican tampoco.

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