La Comunidad Europea y la EFTA constituyen el mercado único más grande del mundo

Dos años de trabajos y una última jornada de negociaciones de más de 16 horas han sido necesarios para que la Comunidad Europea y la EFTA (acuerdo de libre comercio establecido entre Austria, Suiza, Noruega, Suecia, Finlandia, Islandia y Liechtenstein) decidieran constituir el mercado único más grande del mundo. A partir de 1993, el denominado espacio económico europeo englobará a cerca de 400 millones de personas -desde el Ártico hasta el Mediterráneo-, que concentran un 40% del comercio mundial y suman un 7% de la población.

El acuerdo deberá ser ratificado por los parlamentos de los ...

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Dos años de trabajos y una última jornada de negociaciones de más de 16 horas han sido necesarios para que la Comunidad Europea y la EFTA (acuerdo de libre comercio establecido entre Austria, Suiza, Noruega, Suecia, Finlandia, Islandia y Liechtenstein) decidieran constituir el mercado único más grande del mundo. A partir de 1993, el denominado espacio económico europeo englobará a cerca de 400 millones de personas -desde el Ártico hasta el Mediterráneo-, que concentran un 40% del comercio mundial y suman un 7% de la población.

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El acuerdo deberá ser ratificado por los parlamentos de los 19 países involucrados, entre los que circularán con escasas restricciones personas, bienes, capitales y servicios. "Una solución que beneficiará tanto a Austria y Suecia, que han solicitado ya su entrada formal en la CE, como a los que no muestran por ahora dicho interés", en palabras de Pertti Salolainen, ministro de Comercio Exterior de Finlandia y presidente de turno de la EFTA.Para que el acuerdo sea una realidad, los siete países de la EFTA tendrán que incluir en su legislación nacional no menos de 10.000 páginas de normas comunitarias relativas al mercado único y a sus cuatro libertades básicas: movimiento de personas, bienes, capitales y servicios. Lograrlo ha requerido que los dos bloques económicos superaran serias disputas en materia de pesca y comercio en productos pesqueros; tránsito de camiones comunitarios por territorio alpino, y las cifras y modalidades de la aportación financiera de la EFTA a la CE.

Estos tres aspectos formaban parte de una propuesta de la Comisión Europea sobre la que pesaba el fracaso de una tensa negociación precedente registrada el pasado mes de junio. "El actual acuerdo político modifica algunos extremos del plan de la Comisión pero crea un espacio económico en Europa que ampliará el mercado y su competencia, y facilitará las inversiones de la EFTA entre otros lugares en España", según Carlos Westendorp, secretarlo de Estado para las Comunidades Europeas. En estos momentos alrededor del 60% del comercio exterior protagonizado por la CE y la EFTA se realiza entre países integrados en ambos grupos.

Las discusiones finales bascularon entre España y Portugal y Grecia, deseosas de obtener mayores beneficios en materia de pesca y transportes, respectivamente. España reclamaba una mayor presencia de sus barcos en los caladeros noruegos. Sus primeras peticiones de 90.000 toneladas de bacalao quedaron reducidas a 11.000 toneladas hasta 1997. Las mismas serán repartidas también con Portugal, aunque España se quedará con un porcentaje mayor pues no podrá pescar en el mar del Norte hasta el año 2000. En aguas de Islandia serán recogidas otras 3.000 toneladas de pesca.

Compromiso final

El freno a la contaminación alpina, aducido por Austria y Suiza para limitar el tránsito de camiones comunitarios, estuvo a punto de bloquear el acuerdo. Grecia pedía un aumento en el número de licencias de tránsito otorgadas por Austria a sus vehículos de, carga. En el compromiso final Viena cedió a Atenas 4.000 permisos suplementarios que no salen de las cuotas comunitarias en el sector. En el acuerdo conjunto Suiza permitió el paso de camiones de la CE de hasta 28 toneladas.El acuerdo prevé que otros 50 vehículos pesados no superiores a las 40 toneladas podrán cruzar los Alpes a diario a través de territorio suizo. Ello siempre que sumen menos de dos años de antigüedad, no puedan ser introducidos en trenes (transporte combinado) o lleven productos perecederos. Austria aceptó, por su parte, expedir 1,3 millones de autorizaciones para el transporte de carga procedente de la Comunidad. La insistencia griega en obtener un mayor número se deriva también del rodeo a que ahora se ve obligada a dar debido al conflicto yugoslavo.

Las inversiones que la EFTA destina a los cuatro países más pobres de Europa (Portugal, España, Grecia e Irlanda) tampoco contentaron hasta el final a la delegación española. La EFTA depositará, a lo largo de cinco años, 2.000 millones de ecus (unos 260.000 millones de pesetas). De éstos, 1.500 millones llegarán en concepto de créditos blandos al 3% de interés. Los otros 500 millones de ecus son donaciones. España esperaba lograr al menos 1.000 millones de ecus al año.

Muy cerca ya del amanecer los ministros y secretarios de Estado de Asuntos Europeos de los 19 países no escatimaron elogios a la hora de calificar el acuerdo. "Quizá hayamos escrito una carta a los Reyes Magos en algunos apartados", apuntó Westendorp. "Este es un método negociador que no ayuda a obtener lo solicitado al principio, pero sí a conseguir un documento final satisfactorio", concluyó el secretario español de Estado al Filo de las tres de la madrugada.

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