Miles de europeos abandonan Zaire aterrorizados

Los paracaidistas franceses y belgas enviados a Zaire continuaban ayer evacuando a miles de europeos aterrorizados que residían en ese inmenso país del África central. París envió otros 300 soldados suplementarios. La presencia en la capital, Kinshasa, de los casi 2.000 militares de Francia y Bélgica parecía anoche suficiente para establecer una calma precaria. El mariscal-presidente Mobutu Sese Seko intentó recuperar el control de la situación ordenando el toque de queda, anulando el alza prevista de¡ agua y la electricidad y prometiendo iniciar un diálogo con la oposición democrática.
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Los paracaidistas franceses y belgas enviados a Zaire continuaban ayer evacuando a miles de europeos aterrorizados que residían en ese inmenso país del África central. París envió otros 300 soldados suplementarios. La presencia en la capital, Kinshasa, de los casi 2.000 militares de Francia y Bélgica parecía anoche suficiente para establecer una calma precaria. El mariscal-presidente Mobutu Sese Seko intentó recuperar el control de la situación ordenando el toque de queda, anulando el alza prevista de¡ agua y la electricidad y prometiendo iniciar un diálogo con la oposición democrática.

España decidió enviar hoy un hércules C-130 cargado de alimentos para la población zaireña y de cuatro geos, que apoyaran las tareas de evacuación de los 400 súbditos españoles residentes en ese país. Los cuatro agentes de seguridad permanecerán posteriormente en Kinshasa para proteger las dependencias diplomáticas españolas. Ya han sido evacuados en ferry a Brazzaville 19 españoles, otro grupo está saliendo del país hacia el sur por carretera escoltado por una patrulla francesa, y otros siete están en la residencia del embajador, Eduardo Junco.Eliane de Souza, una portuguesa cuyo marido se ha quedado en la embajada de su país en Kinshasa, declaró a su llegada ayer a París: "formaban hordas que lo robaban todo, desde las bombillas a los lavabos. Lo que no podían llevarse lo destruían o quemaban de inmediato. Los soldados nos amenazaban con sus fusiles; los civiles se sumaron a su revuelta, con cuchillos de cocina".

Los primeros enviados especiales de la Prensa francesa a Kinshasa se encontraron con una ciudad devastada.

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