El nombre del día

El nombre del día fue el director italiano Mario Monicelli. Con sólo pronunciarlo saltan en la memoria imágenes de Rufufú, Los compañeros, La gran guerra o La armada Brancaleone, filmes todos ellos que son parte de la letra imborrable de la historia del cine.Con más de 80 años y recién escapado de la muerte en un accidente de tráfico, el viejo maestro italiano sigue en el tajo y presentó una biografía, realizada con solidez y, al parecer, destinada a ser troceada en capítulos para su emisión por las televisiones, del músico Rossini, autor, entre otras óperas, de ...

El nombre del día fue el director italiano Mario Monicelli. Con sólo pronunciarlo saltan en la memoria imágenes de Rufufú, Los compañeros, La gran guerra o La armada Brancaleone, filmes todos ellos que son parte de la letra imborrable de la historia del cine.Con más de 80 años y recién escapado de la muerte en un accidente de tráfico, el viejo maestro italiano sigue en el tajo y presentó una biografía, realizada con solidez y, al parecer, destinada a ser troceada en capítulos para su emisión por las televisiones, del músico Rossini, autor, entre otras óperas, de El barbero de Sevilla.

Incomparable

Como pretexto para que se conceda a este cineasta incomparable dijo en una ocasión el actor italiano Vittorio Gassman que en un solo día de rodaje con él había aprendido más cine que en anos con otros directores un León de Oro por el conjunto de su obra, de su genial obra, es aceptable la presencia aquí de Rossini, Rossini, en la que la española Assumpta Serna interpreta a una de las protagonistas, junto al veterano actor francés Philippe Noiret.

Pero lo que importa no es esta obra de supervivencia, sino el superviviente mismo, que gracias a su obra pasada nada tiene de tal. El cine de Mario Monicelli no sólo no ha muerto, sino que ha ganado vida con el paso del tiempo. Y ver al cineasta aquí, en medio del celuloide de saldo que lo escolta en esta Mostra de Venecia, es todo un saludable escándalo.