Denuncia en Burgos por la lidia de toros "borrachos"

El primer toro de la corrida celebrada el día de San Pedro en Burgos salió dando tumbos, se tambaleó hacia todos los costados, cruzaba manos y patas en su andar dudoso y finalmente fue devuelto al corral. Sus hermanos de la ganadería de Ana Romero mostraron una actitud menos evidente, pero coincidieron en su mirada perdida y su actitud pasiva de embestida nula. La empresa Víctor y Roca, concesionaria del coso, ha presentado denuncia en comisaría, por supuesto sabotaje."Está borracho" fue el comentario más extendido entre los espectadores de la segunda de feria durante los cuatro minutos qu...

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El primer toro de la corrida celebrada el día de San Pedro en Burgos salió dando tumbos, se tambaleó hacia todos los costados, cruzaba manos y patas en su andar dudoso y finalmente fue devuelto al corral. Sus hermanos de la ganadería de Ana Romero mostraron una actitud menos evidente, pero coincidieron en su mirada perdida y su actitud pasiva de embestida nula. La empresa Víctor y Roca, concesionaria del coso, ha presentado denuncia en comisaría, por supuesto sabotaje."Está borracho" fue el comentario más extendido entre los espectadores de la segunda de feria durante los cuatro minutos que el primero de la tarde, con 550 kilos, deambuló por el ruedo. "Le han dado una botella entera de whisky de Segovia", decían en las peñas. Varias veces el toro chocó contra el burladero, en apariencia de estar totalmente ciego. En ocasiones, se quedaba parado y comenzaba a inclinarse primero hacia un lado, luego hacia otro, después hacia adelante, finalmente hacia atrás, en un gran esfuerzo por no perder el equilibrio. Mientras tanto, los toreros observaban asombrados desde la barrera y el público creía asistir a la charlotada prevista para el día 4.

Sin embargo, este mismo ejemplar, devuelto a los corrales, mostraba al día siguiente una actitud normal, de encontrarse sano, sin siquiera muestras de resaca.

La corrida fue desastrosa, dado el nulo juego de las reses. Todos los astados besaron la arena al salir de la primera vara. El escaso fuste de los animales repercutió en los diestros -Rafael de Paula, Manzanares y Roberto Domínguez-, y los dos primeros fueron abroncados por contagiarse de la dormidera. Domínguez no pudo arrancar ni un solo pase al cuarto, pero se llevó una ovación por voluntarioso. Solamente dio juego el sexto -tal vez porque en la espera le dio tiempo a dormir la mona- y propició que el vallisoletano le cortara una oreja.

Según informó ayer Efe, el empresario indica en la denuncia que se notó en los chiqueros un sospechoso olor ácido. Los diestros comentaron que los toros tenían la mirada perdida y un comportamiento peligroso.

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