Expertos de 100 países debatirán un tratado para defender las especies

La cantidad de especies animales y vegetales que hay en el planeta Tierra es desconocida, pero de los 30 millones que se calcula que existen los científicos no han descrito hasta ahora más de 1,4 millones. Representantes de 100 países inician hoy en Madrid una reunión para discutir una convención mundial de defensa de la diversidad biológica del planeta, que abarca tanto la protección de las especies amenazadas de extinción como la organización de medios de investigación y el acceso a las tecnologías y a los datos.

"Si Charles Darwin estuviera vivo hoy día, lo más probable es que su tra...

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La cantidad de especies animales y vegetales que hay en el planeta Tierra es desconocida, pero de los 30 millones que se calcula que existen los científicos no han descrito hasta ahora más de 1,4 millones. Representantes de 100 países inician hoy en Madrid una reunión para discutir una convención mundial de defensa de la diversidad biológica del planeta, que abarca tanto la protección de las especies amenazadas de extinción como la organización de medios de investigación y el acceso a las tecnologías y a los datos.

"Si Charles Darwin estuviera vivo hoy día, lo más probable es que su trabajo se centrase no en los orígenes, sino, más bien, en la desaparición de las especies", ha dicho Mostafa K. Tolba, director del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que organiza la reunión.Los participantes, científicos, juristas y especialistas en medio ambiente, discutirán hasta el próximo 3 de julio un borrador del convenio que propone, en 30 folios, la protección de los recursos biológicos conocidos y de los aún desconocidos.

De 1,4 millones de especies -incluidos los micro-organismos- descritas por los científicos, 250.000 son plantas, 9.000 son aves, 4.000 son mamíferos y 19.000 son peces. El mayor número corresponde a los insectos, que habitan sobre todo en las selvas tropicales. La escasez de especialistas y fondos dedicados a la clasificación es una de las deficiencias actuales destacadas por Tolba, que ha señalado la necesidad de que los Gobiernos aceleren la formación de científicos y dotación de medios para este fin.

El director del PNUMA ha comentado que durante dos siglos se ha subestimado o ignorado la biodiversidad, "con lo cual se ha extendido una invitación a las personas individuales, a la industria y a los Gobiernos para que la utilicen mal y la destruyan como si se tratara de un recurso gratis e indefinido".

La defensa de la biodiversidad no supone sólo la defensa de todos los ecosistemas de la Tierra, sino que afecta también a los recursos económicos de muchos países, porque la explotación de especies vegetales y animales produce cuantiosos beneficios en todo el mundo. Así, por ejemplo, en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se vendieron en 1985 medicamentos basados en plantas por valor de 43.000 millones de dólares.

Material genético

En EE UU, la explotación de especies salvajes de plantas y animales supuso 87.000 millones de dólares anuales desde 1976 a 1980. En los países en desarrollo las especies animales y vegetales juegan un papel aún mayor, representando hasta un 40%, por ejemplo, en Botswana, de la dieta de sus habitantes.Uno de los problemas controvertidos que recoge el borrador del tratado es la regulación del acceso al material genético de especies que está protegido por patentes, dado que su explotación reporta, o puede reportar en el futuro, cuantiosos beneficios económicos. También hay una dificultad de acceso a la infomación e investigación en muchos territorios ricos en diversidad biológica que se encuentran en manos privadas o en zonas escasamente exploradas.

El convenio internacional pretende alcanzar un equilibrio de intereses entre los países en vías de desarrollo, donde existen muchas especies, y los países desarrollados, que poseen las tecnologías para su investigación, conservación y explotación.

El documento que ahora se debate en Madrid, ha sido preparado en dos reuniones previas celebradas en Nairobi (Kenia), en noviembre de 1990 y en febrero de este año. El tratado podría estar ultimado para la conferencia de las Naciones Unidas sobre el medio ambiente y el desarrollo, que se celebrará en Río de Janeiro en junio de 1992.

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