La crisis del Golfo amenaza las actividades culturales del Instituto del Mundo Árabe de París

El organismo reduce su presupuesto y se replantea el programa de exposiciones y conferencias

Víctima de la hostilidad entre Occidente y el mundo árabe y de las divisiones internas de este último, el Instituto del Mando Árabe de París (IMA) languidece. El IMA nació hace tres años con el objetivo de fomentar el diálogo entre las, culturas árabe y europea; ahora se ve obligado a renunciar a una cuarta parte de su presupuesto, a su personal y a sus actividades. Un comité consultivo de 50 miembros, entre los que está el español Juan Goytisolo, colabora en la programación cultural. Edgar Pisani, su presidente, suele decir: "Occidente y el mundo árabe están hechos para complementarse o comba...

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Víctima de la hostilidad entre Occidente y el mundo árabe y de las divisiones internas de este último, el Instituto del Mando Árabe de París (IMA) languidece. El IMA nació hace tres años con el objetivo de fomentar el diálogo entre las, culturas árabe y europea; ahora se ve obligado a renunciar a una cuarta parte de su presupuesto, a su personal y a sus actividades. Un comité consultivo de 50 miembros, entre los que está el español Juan Goytisolo, colabora en la programación cultural. Edgar Pisani, su presidente, suele decir: "Occidente y el mundo árabe están hechos para complementarse o combatir". La balanza se inclina hoy del lado de las armas.

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Desde la terraza de la cafetería, en el noveno y último piso del IMA, se ven las nervudas espaldas de Nôtre-Dame y el acerado Sena que la abraza. Más alla, las alturas del Louvre, el Centro Pompidou, todo París. El edificio de cristal y acero del IMA es una proa del mundo árabe en el corazón de uno de los más ricos y simbólicos espacios urbanos de Europa.Y sin embargo, qué ocasión está a punto de perderse. La crisis del golfo Pérsico resucita los tiempos de Saladino y los cruzados, y no los de la convivencia de las tres culturas monoteístas en la Toledo árabe. El IMA tiene que hacer economías, y, más difícil todavía, equilibrios para no despertar ampollas con su programación.

¿Qué hacer con la exposición Babilonia-Bagdad prevista para el año próximo? ¿En 1992 estará Kuwait en condiciones de enviar los fondos de su colección Al Dathar de arte islámico? ¿Y entretanto quién paga? Kuwait era uno de los pocos países árabes que cumplía su promesa de financiar el instituto.

El IMA fue inaugurado por François Mitterrand a finales de 1987. Era el resultado de un laborioso acuerdo entre Francia y 22 países árabes por el que todos se comprometían a asociarse en la gestión y financiación del instituto. Bajo la dirección de Jean Nouvel fue levantada en la ribera izquierda del Sena una de las joyas de la arquitectura mitterrandiana.

Sobrio, luminoso y elegante per fuera, el IMA contiene en su interior todos los servicios imaginables. Su biblioteca está informatizada y cuenta con 40.000 volúmenes; hay un museo de arte árabe; el espacio de imagen y sonido cuenta con 25.000 fotos, diapositivas, películas y grabaciones; las salas de exposiciones, conferencias, debates, conciertos y proyecciones son de una comodidad de hotel de cinco estrellas.

Un comité consultivo de 50 miembros, entre los cuales el escritor Juan Goytisolo es el único español, colabora en la programación de las actividades del IMA. Pero los embajadores en París de los países árabes, y en ocasiones hasta los propios jefes de Estado, también quieren dar su opinión.

Pisani escucha un día sí y otro también cómo los países del Machrek (Oriente Próximo) se quejan de la "importancia excesiva" otorgada al Magreb. O a Irak, pidiendo que se retire de una exposición una caricatura siria que "hace pensar" en Sadam Hussein. O a Egipto, boicoteando con el apoyo de Arabia Saudí la elección de un alto funcionario argelino.

Un millón de visitantes

Y pese a todo, el IMA recibió el pasado año un millón de visitantes, y en su corta existencia ha organizado, entre otras, las exposiciones Egipto-Egipto, Tapices de Oriente, Sobre la pista de Rimbaud en Adén, El Marruecos andaluz y El metro de El Cairo. Ha creado también talleres de caligrafía y música árabes, y ha difundido las obras de los escritores Naguib Mahfuz, Tahar Ben Yelún y Kateb Yacín. Y no ha rehusado debates calientes, como el que la socióloga Fátima Mernissi y la novelista Kenizé Mourad animaron acerca de la mujer árabe y la política.Francia pagó casi por entero el elevado coste de la sede del IMA (unos 12.000 millones de pesetas) y es el único país que desembolsa regularmente su contribución al funcionamiento del organismo, el 60% del presupuesto. Los árabes, que debían aportar el 40% restante, se han hecho de rogar desde el primer día. Sólo Túnez, Marruecos y, hasta el pasado 2 de agosto, Kuwait han sido buenos pagadores.

Hace unos días, Pisani anunció un recorte presupuestario del 30% y el despido de una cuarta parte del personal del IMA. Ninguna capital árabe había respondido a su llamada. En los meses anteriores las había recorrido casi todas. Su conclusión es que la mayoría de los dirigentes árabes "no conciben manifestaciones culturales de las que esté ausente la propaganda política".

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