Editorial:

Epizoitia 3

LOS GANADEROS echan la culpa a la Administración, y ésta, a los ganaderos; y mientras discuten el asunto, 90 caballos han muerto en lo que va de mes en la provincia de Málaga, víctimas de un nuevo brote -el tercero en tres años- de peste equina en Andalucía. El hecho de que buena parte de los équidos afectados sean potros nacidos en los últimos meses parece dar la razón a quienes atribuyen el rebrote a la negligencia de los ganaderos, que no comunicaron tales nacimientos a los servicios veterinarios encargados de la vacunación de los potros, que debe realizarse a los tres y seis meses de vida ...

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LOS GANADEROS echan la culpa a la Administración, y ésta, a los ganaderos; y mientras discuten el asunto, 90 caballos han muerto en lo que va de mes en la provincia de Málaga, víctimas de un nuevo brote -el tercero en tres años- de peste equina en Andalucía. El hecho de que buena parte de los équidos afectados sean potros nacidos en los últimos meses parece dar la razón a quienes atribuyen el rebrote a la negligencia de los ganaderos, que no comunicaron tales nacimientos a los servicios veterinarios encargados de la vacunación de los potros, que debe realizarse a los tres y seis meses de vida de los animales. Pero algunos ganaderos han denunciado, a su vez, que los veterinarios tardaban cinco meses en acudir desde el momento en que eran avisados, con lo que seguimos sin saber si son galgos o podencos, o las dos cosas.En Andalucía hay censados 158.000 équidos, de los cuales unos 20.000 corresponden a la provincia de Málaga. En los episodios de 1988 y 1989 murieron 1.184 caballos, lo que supuso pérdidas importantísimas para el sector, además de poner en riesgo la celebración de las pruebas de hípica en los Juegos Olímpicos de Barcelona. Que la picaresca se dio la mano con la irresponsabilidad lo demuestran los 1.289 expedientes abiertos a diversos ganaderos por infracciones de las normas dictadas para la erradicación de la epizootia, tanto en lo relativo a las vacunaciones como a la inmovilización de la cabaña. Pero una de las responsabilidades de las autoridades es hacer frente a esa picaresca mediante la información y otras medidas. Por ejemplo, es posible que este nuevo brote se hubiera evitado si a alguien se le hubiera ocurrido hace dos años la iniciativa ahora en estudio de marcar de manera bien visible a los animales vacunados.

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