Tribuna:UNA CARTA REVELADORA

El antisemitismo de Heidegger.

Víctor Farías, filósofo chileno, profesor de la universidad de Berlín y autor del ensayo Heidegger y el nazismo, que durante los últimos años ha motivado una enorme polémica internacional, presenta en este artículo el muy reciente descubrimiento de una carta manuscrita del filósofo alemán, hallada por Ulrich Sieg en el archivo de Karlsruhe. En ese documento, a juicio de Víctor Farías, "Heidegger no sólo toma posición a favor de un extremo antisemitismo, sino que lo fundamenta en un horizonte de principio".

El debate internacional en torno a la filosoffia de Martín Heidegger tiene su mom...

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Víctor Farías, filósofo chileno, profesor de la universidad de Berlín y autor del ensayo Heidegger y el nazismo, que durante los últimos años ha motivado una enorme polémica internacional, presenta en este artículo el muy reciente descubrimiento de una carta manuscrita del filósofo alemán, hallada por Ulrich Sieg en el archivo de Karlsruhe. En ese documento, a juicio de Víctor Farías, "Heidegger no sólo toma posición a favor de un extremo antisemitismo, sino que lo fundamenta en un horizonte de principio".

El debate internacional en torno a la filosoffia de Martín Heidegger tiene su momento constitutivo más esencial en el problema de la relación de esa filosofia con el fundamento de los derechos humanos. Precisamente, y sólo en torno a esta cuestión, la pregunta por las vinculaciones del filósofo con el nazismo alcanza su sentido y significación. La tesis fundamental de mi estudio, a saber, que para Heidegger el acto humano relevante constituido por el filosofar no es posible sino en el ámbito del espíritu alemán y su lengua, apunta directamente al asunto indicado y desde allí busca explicar su inquebrantable defensa de posiciones nazis genéricas. La radical discriminación de todo lo que no es el pensamiento alemán (el único que sería capaz de rescatar el origen griego del espíritu occidental) va más allá de la afirmación trivial de que la lengua alemana ha creado una nomenclatura filosófica de importancia. Esa discriminación afecta al pensamiento como tal y no a una de sus cristalizaciones -la filosófica-, precisamente porque para Heidegger lo que llamamos filosofía ya había terminado con Nietzsche y la historia de la metafisica cediendo el paso precisamente al pensar.Al eludir esta cuestión básica de modo sistemático, mis críticos han querido llamar la atención sobre cuestiones importantes, pero dependientes de ella, buscando -muchas veces de modo atolondrado- coleccionar eventuales deficiencias e insuficiencias de mi estudio. Una de ellas es el problema del antisemitismo. Con porfiada insistencia se repite la objeción de que mi denuncia del antisemitismo fundamental de Heidegger se basa en recursos metodológicos artificiales. Recurriendo a tradiciones más o menos anecdóticas, a saber, la relación suya (por lo demás, muy incierta) con dos o tres discípulos judíos, se busca desconocer el hecho fundamental que significa la identificación de Heidegger con el movimiento histórico más brutalmente antisemita que conocemos, e incluso la porfiada -pero consecuente- resistencia suya a denunciar los crímenes del nazi-fascismo."Poner junto'

Los historiadores conservadores Errist Nolte y Hugo Ott han creído poder objetarme un método asociativo en torno al problema. Mis afirmaciones del espíritu antisemita de Heidegger se basarían tan sólo en la estratagema de poner a Heidegger junto a movimientos y personalidades antisemitas para deducir de allí su discriminación de los judíos, y todo ello sin poder documentar la opinión del filósofo mismo respecto al problema. La vinculación del joven teólogo católico con la figura paradigmátíca del antijudaísmo austriaco y bávaro, el monje agustino Abraham a Sancta Clara, no significaría nada. Al menos para Hugo Ott, el cual, para desviar la atención del catolicismo antisernita, me invita a estudiar la relación de Heidegger para con Lutero -ése sí es un verdadero antisemita¿Es posible pensar que unhistoriador tan serio ignore que Martín Lutero fue también él un monje agustino?

Pese a que mi estudio da a conocer por primera vez un documento en el cual Heidegger discrimina a los no arios en el contexto de una acción colectiva de los profesores de la universidad de Friburgo, asumiendo con ello la línea política del Gobierno y el partido nazi, la discusión continuó su dirección habitual intentando hacer proliferar la ceguera voluntaria.

En este contexto cabe dar a conocer que hace algunos días un joven investigador alemán, Ulrich Sieg, ha hecho un hallazgo sensacional. En el archivo de Karlsruhe (Generallandesarchiv

Karlsruhe), Sieg encontró un documento en el cual Martín Heidegger no sólo toma posición a favor de un extremo antisemitismo, sino que lo fundamenta en un horizonte de principio. En mi estudio aludí al hecho de que mis afirmaciones iban a ir recibiendo su confirmación paulatinamente, ante todo porque archivos muy importantes han sido ocultados a la investigación científica. El descubrimiento de UIrich Sieg es tanto más sorprendente cuanto que el historiador Hugo Ott ha tenido abundantes ocasiones para investigar en ese archivo, del cual proviene la mayor parte de sus informaciones.

El documento en cuestión es una carta dirigida por Martín Heidegger a Víctor Schwoerer, uno de los directores de la Notgemeinschaft der deutschen Wissenschaft (el mayor organismo para la organización de la investigación científica alemana de la época), a fin de conseguir una beca para el entonces alumno suyo Eduard Baurngarten. Particular relevancia tiene el hecho de que la carta haya sido escrita en 1929, esto es, en una época muy anterior a la toma de poder por los nazis, precisamente porque su contenido explica así adicionalmente la actitud antisemita inicial del filósofo.

La carta

El texto de la carta es el siguiente:

'Friburgo, 2 de octubre de 1929.

Muy respetado señor consejero privado (Geheirmrat), en estos días es enviada una solicitud del doctor Baurngarten a la Notgemeinschaft para obtener una beca.

Al informe que envié quisiera agregar aún mi petición personal a usted, muy apreciado señor consejero privado, de querer otorgar a la citada solicitud una atención especial.

Lo que yo podía sugerir sólo indirectamente en mi informe quisiera expresarlo aquí de modo más claro: se trata en todo esto nada menos que de la inaplazable reflexión acerca del hecho de que estamos puestos ante la alternativa de o bien dar a nuestra vida espiritual alemana fuerzas y educadores verdaderamente enraizados en nuestro suelo o dejarla abandonada a la creciente judaización en el sentido amplio y estricto del término. El camino sólo lo podremos recuperar en la medida en que seamos capaces, sin agitación y discusiones estériles, de contribuir a que se desplieguen las nuevas fuerzas.

En relación a esta gran tarea, yo estaría particularmente agradecido si se pudiera ayudar con una beca al señor Baurrigarten, a quien tengo proyectado hacer mi asistente.

En este tiempo vivimos los días más hermosos del otoño en nuestra nueva casa y me alegro cada día por estar unido a la patria mediante mi trabajo.

En sincera veneración, le saludo, muy respetado herr consejero privado, su Martín Heidegger".

La carta incluye una serie de aspectos que deberán ser ampliados en su significación, pero al menos uno puede ser destacado aqui.

Dos niveles

Las conclusiones de mi estudio y las proposiciones generales ya anteriormente formuladas por Pierre Bourdieu en su excelente estudio sobre la ontología política de Heidegger quisieron ser ignoradas. La hipótesis de que Heidegger hable en dos niveles (uno, oficial y público; otro, críptico pero de base) resulta aquí confirmada explícitamente por el propio filósofo. Lo que él evita formular en el informe oficial va a afirmarlo decididamente en su carta privada, fundándolo en un diagnóstico de principio sobre un momento trascendente de la historia espiritual alemana. Convertido lo judío en amenaza general y originaria, cabe sólo la defensa militante y a ultranza. No se trata, por tanto, ni de una posición política coyuntural, ni tampoco de una pura ideológización, sino precisamente de una concretízación de los conceptos de pueblo, lucha, comunidad del pueblo y sus héroes, tal como ella había sido abstractamente formulada en Ser y tiempo poco tiempo antes.

Se trata de una acción política filosóficamente fundada con el fin de articular las instituciones culturales fundamentales en el horizonte del antisemitismo radical.

El desprecio por lo humano que le es propio hace del fascismo un movimiento histórico miserable e irrecuperable. La relación posterior de Martín Heidegger con Eduard Baurngarten es un testimonio de ello: pocos años más tarde va a enviar Heidegger un nuevo informe secreto a las organizaciones del partido nazi. Esta vez para denunciar las eventuales vinculaciones de Baurmgarten con Ios judíos de Gotinga", poniendo en peligro su carrera académica. El informe de Heidegger fue descalificado por los propios jerarcas académicos nazis, archivándolo por "estar cargado de odio".

En una época decisiva como la nuestra, quienes todavía guardan respeto por la verdadera tarea del pensamiento deben cuidarse de querer fundar las alternativas urgentes del futuro en un pasado indisolublemente vinculado al crimen. El mundo no tiene ni debe tener ningún centro porque cada ser humano es un centro. En ello no debe verse una omnipotente racionalidad, sino la transparencia de su principio.

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