La revolución sigue su marcha
Mientras en Berlín Occidental no queda ni una sola plaza de hotel ni un miserable carnastro, y se suceden con frenesí las visitas de políticos y diplomáticos, turistas y mtrones, armados con objetos punzantes y dispuestos a hacer desaparecer el muro poco a poco, la revolución sigue su camino en la otra parte.
Ayer salieron en libertad los primeros miles de presos a quienes ha afectado la amnistía declarada por el jefe de Estado provisional de la RDA, Manfred Gerlach, después de que por lo menos en 13 prisiones se organizaran huelgas de hambre. No se trata en general de prisioneros p...
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Mientras en Berlín Occidental no queda ni una sola plaza de hotel ni un miserable carnastro, y se suceden con frenesí las visitas de políticos y diplomáticos, turistas y mtrones, armados con objetos punzantes y dispuestos a hacer desaparecer el muro poco a poco, la revolución sigue su camino en la otra parte.
Ayer salieron en libertad los primeros miles de presos a quienes ha afectado la amnistía declarada por el jefe de Estado provisional de la RDA, Manfred Gerlach, después de que por lo menos en 13 prisiones se organizaran huelgas de hambre. No se trata en general de prisioneros políticos, si bien en algunos casos es dificil discernir cuál fue la verdadera causa de su condena.
Al mismo tiempo, el Gobierno cerraba la red de oficinas y cuarteles de la temida policía política (Stasi). Un portavoz de la Oficina de Seguridad Nacional indicó ayer que, "en colaboración con los grupos de oposición", los locales de la Stasi habían sido cerrados en la casi totalidad de las pequeñas poblaciones del país.
En realidad, esta mención a la oposición era innecesaria, pues, desde que se inició la campana contra la corrupción en la RDA, estas oficinas habían sido ocupadas por militantes opositores con el objetivo de impedir que los temidos policías políticos destruyeran documentación comprometedora.
El Gobierno está teniendo problemas para buscar un lugar de trabajo a los stasi. En un principio se pensó en destinarlos a trabajos comunitarios o a cubrir bajas de gente que ha emigrado a Occidente, pero la reacción de la población no fue del todo positiva. Finalmente, parece ser que están siendo enviados a reforzar los puestos fronterizos y a la industria.
En cualquier caso, el Gobierno, por medio del Ejército, se ha hecho cargo de todo el armamento y el material de comunicaciones que estaba a su disposición, así como del que estaba en manos de las milicias populares. Las oficinas cerradas ayer fueron selladas.