La Monnaie y las guindas

¿Hay un modelo en Europa que pueda servir de referencia para el funcionamiento de la futura ópera madrileña? Antoni Ros Marbà asegura que se va a solicitar un asesoramiento técnico para conocer a fondo algunos centros líricos de especial relieve, pero de entrada se le escapa el nombre del Teatro La Monnaie de Bruselas, regido hasta ahora por Gerard Mortier, recientemente nombrado sucesor del fallecido Herbert von Karajan al frente del Festival de Salzburgo. "Con independencia de qué opinará el futuro director artístico del Real, pienso que el de Bruselas es un modelo en el que se han reflejado...

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¿Hay un modelo en Europa que pueda servir de referencia para el funcionamiento de la futura ópera madrileña? Antoni Ros Marbà asegura que se va a solicitar un asesoramiento técnico para conocer a fondo algunos centros líricos de especial relieve, pero de entrada se le escapa el nombre del Teatro La Monnaie de Bruselas, regido hasta ahora por Gerard Mortier, recientemente nombrado sucesor del fallecido Herbert von Karajan al frente del Festival de Salzburgo. "Con independencia de qué opinará el futuro director artístico del Real, pienso que el de Bruselas es un modelo en el que se han reflejado muchos otros teatros y que funciona bien", asegura el director.Dura factura

La política de La Monnaie ha sido muy simple: alto nivel de las producciones, férrea política de ensayos y no permitir que las exigencias del star system, con intempestivas llegadas de los cantantes dos días antes del estreno, afecten al propio nivel de exigencia.

Durante unos años el teatro belga tuvo que pagar una dura factura: muchos divos / divas le dieron la espalda. Pero con el tiempo la sensatez se ha ido. imponiendo y muchos artistas consagrados han acabado por dar la razón al tenaz -y provocativo- Gerard Mortier.

"Creo que este asunto está evolucionando mucho", se sincera Antoni Ros Marbà. "Cada vez va primando más el trabajo de conjunto y no tal o cual intérprete. Como ya dije una vez a este diario, creo que los divos son como las guindas: hacen más apetitoso un pastel que, sin embargo, sin ellas también tiene que ser bueno".

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