'Heidegger y el nazismo' y las lecciones de una polémica internacional

Más de 1.000 artículos se han escrito en dos años en torno al libro de Víctor Farías

La traducción española del libro Heidegger y el nazismo (Muchnik) incorpora un prólogo español en el que el autor, el chileno Víctor Farías, cuenta los apoyos y silencios que se han producido tras la primera edición del libro en 1987, por lo que, dos años después, tan interesante como la obra en sí misma, con una temática de fuego, es observar las reacciones que ha producido. Publicado en una microscópica editorial francesa después de peregrinar inútilmente por Alemania Occidental, el libro que denuncia la fidelidad al nazismo de Martin Heidegger, el filósofo alemán más influyente del siglo XX...

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La traducción española del libro Heidegger y el nazismo (Muchnik) incorpora un prólogo español en el que el autor, el chileno Víctor Farías, cuenta los apoyos y silencios que se han producido tras la primera edición del libro en 1987, por lo que, dos años después, tan interesante como la obra en sí misma, con una temática de fuego, es observar las reacciones que ha producido. Publicado en una microscópica editorial francesa después de peregrinar inútilmente por Alemania Occidental, el libro que denuncia la fidelidad al nazismo de Martin Heidegger, el filósofo alemán más influyente del siglo XX, ha provocado una polémica internacional que no cesa; se ha publicado en 10 lenguas y se han escrito más de 1.000 artículos.

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Víctor Farías, de 49 años, profesor de literatura y filosofía en la universidad Libre de Berlín, decidió emprender una investigación que le iba a tomar una década de investigaciones a veces casi policiales, después de escucharle a Heidegger un comentario que le dejó estremecido. Para entonces, bien es verdad, Farías, estudiante chileno de filosofía y germanística que, por tener la impresión de que sólo conocía la Edad Media, había viajado a Friburgo para su doctorado, había ido sustituyendo su inicial interés por la metafísca por la filosofía de la historia.Por qué Farías inició su trabajo crítico sobre el filósofo alemán más influyente del siglo se cuenta como sigue: la tesis de doctorado de Farías -en la universidad de Friburgo, sede de la escuela fenomenológica- versó sobre Franz Brentano, que fue el maestro de Husserl, creador de la corriente filosófica de la fenomenología y a su vez maestro de Martin Heidegger. Según cuenta Farías, que fue invitado a un seminario restringido sobre Heráclito con Heidegger, la tesis suscitó el interés del maestro, una cita en su casa para debatirla -"fue una discusión como no he tenido otra, Heidegger era un verdadero coloso en el análisis"- y una relación cordial que un día culminó con una propuesta: Heidegger sugirió a Farías que tradujese al español su obra principal, Ser y tiempo. Un gran honor, sin duda, pero también un empeño descomunal en el que Farías no estaba muy seguro de querer comprometerse.

La esencia de las cosas

Ahí fue cuando Farías, un hombre bajito y moreno y con los ojos rápidos y prontos a la ironía, dio a Heidegger, para rechazar su oferta, una respuesta que él llama "de campesino": "Maestro, cuando leo a Platón aprendo griego, y cuando leo a Heidegger aprendo alemán". Y Heidegger pronunció la frase que había de desencadenar el proceso: "Espero que sepa ver la profundidad de su respuesta, porque creo que las lenguas románicas carecen de la fuerza necesaria para penetrar en la esencia de las cosas"."Heidegger no era un nazi biologista pero sí era un nazi del espíritu", dice Farías sólo al cabo de una hora de conversación en la que ha empleado una clara sistemática de docente. "Para Heidegger, la filosofía no era otra cosa que el lenguaje". Según Farías, Heidedgger no suscribió un sistema general de discriminación de una forma circunstancial durante los años del nazismo en Alemania, como tantos otros compatriotas, sino que ese concepto es inherente a la filosofía misma de Heidegger; "está en la base misma de su pensamiento". La inclusión en la misma frase de griegos y alemanes que desencadenó la vanidad de Heidegger y su frase rebosante de soberbia racial está muy conectada con el viejo sueño nazi de crear un eje espiritual entre Grecia y Alemania.

Lo que movió a Farías a un estudio que se reveló difícil y largo fue "el impulso de un estudiante del Tercer Mundo que busca en la vieja Europa una respuesta a los grandes interrogantes a través de uno de los maestros del siglo, y se encuentra con que esa filosofía se encuentra indisolublemente unida a la discriminación y el crimen". Y añade: "Ahora entiendo que la filosofía no es más que el esfuerzo por hacer diáfana la historia. No se puede prescindir de la realidad, de los hechos. De ahí deriva la responsabilidad y la ética".

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