Erik Orsenna: "Dejé en libertad mis sueños"

El Goncourt de 1988 publica su obra en España

En 1988, el Premio Goncourt sorprendió a la crítica galardonando una novela nada francesa, hasta el punto que el semanario L'Express afirmó que su autor, Erik Orsenna (París, 1947), "era el mejor novelista inglés de lengua francesa". La exposición colonial recorre, "recuperando la legitimidad formidable de la historia", la peripecia del imperio francés, pero "dando libertad a los sueños de mis personajes y a los míos". Erik Orsenna es el seudónimo de Erik Arnoult, alto funcionario del Consejo de Estado desde 1985.

Definida por la crítica como osada, malabarista, pasional y burlona, ...

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En 1988, el Premio Goncourt sorprendió a la crítica galardonando una novela nada francesa, hasta el punto que el semanario L'Express afirmó que su autor, Erik Orsenna (París, 1947), "era el mejor novelista inglés de lengua francesa". La exposición colonial recorre, "recuperando la legitimidad formidable de la historia", la peripecia del imperio francés, pero "dando libertad a los sueños de mis personajes y a los míos". Erik Orsenna es el seudónimo de Erik Arnoult, alto funcionario del Consejo de Estado desde 1985.

Definida por la crítica como osada, malabarista, pasional y burlona, La exposición colonial supuso un giro en la actualidad literaria francesa, apegada en exceso a los restos del nouveau roman. Su autor, que en su presencia y conversación podría definirse con los mismos adjetivos adjudicados a la novela, la resume como " un intento de dejar en libertad a los sueños. Las cosas más grandes, las mujeres más bellas para aquellos que las han amado, los imperios más difíciles de definir o en decadencia. Esto es lo que me llevó a escribirla. Son cosas que caen, que caen, y llegado un momento desaparecen. Es el caso de Francia y su imperio, grande, grande, grande, y llegado el general De Gaulle,plaff, es un pequeño país. En muchos países ha sucedido lo mismo y me parece que hay una suerte de parecido entre Francia y España. Un formidable pasado colonial, imperial, de grandes viajes, en el que han abandonado su identidad. No sé si esto es formidable o no, eso es lo mismo. Hice una novela para mí, en la que intenté todas las formas, y además, todas las mujeres son muy bellas".

Humor

El humor, palanca con la que Orsenna logró saltar sobre el formalismo imperante en la novela francesa, y cualidad de la inteligencia que no le importaría "convertir en religión", admite distintas interpretaciones: "En mi novela anterior el humor era una suerte de protección, de protección contra el sentimiento. Poco a poco llegó el momento de romper ese refugio para llegar al corazón de las cosas. Esa posibilidad me la dio la distancia, en la que el humor ya no es un refugio sino una forma de comunicación. ¿Qué es un viaje? Es humor, es distancia para con la vida cotidiana. Todo viaje es humor".Experto en las relaciones con el Tercer Mundo, en especial con América Latina, Orsenna admira la literatura latinoamericana, -"mi escritor preferido es Juan Rulfo"-, a la que atribuye además el mérito de haber derribado el nouveau roman. "Lo que más me gusta del mundo latinoamericano es esta dimensión, que literariamente tiene una dimensión inglesa, en la que la realidad vibra. Yo siento la realidad de lo real en lo que vibra. Si una cosa vibra, esa cosa habla. En toda la literatura inglesa las cosas vibran siempre, en la latinoamericana todo habla. Existe una relación permanente de fragilidad con la vida; su llegada a Francia, una tierra ávida de novedades, ayudó a derribar aquella escuela que había barrido el horizonte literario de los jóvenes".

Asesor de Mitterrand desde que éste subió al poder, utiliza el poder de la parábola cuando se le pregunta por la vigencia de la cultura de izquierdas. "Creo que la diferencia entre derechas e izquierdas es una cuestión de libertad. Es decir, más teoría política. Por ejemplo, Billancourt es una villa próxima a París en la que está la fábrica Renault. Renault es el símbolo del mundo obrero. Allí es muy fuerte el partido comunista desde siempre. Cuando alguien afirma que lo que pasa en la Unión Sovietica no es bueno le responden: 'Espere para ver qué dice Billancourt'. La cultura de izquierdas es eso, si alguien quiere esperar la opinión de Billancourt, lo hace. Eso es bueno".

El protagonista de La exposición colonial llamado Gabriel Orsenna, es un aventurero del caucho, "aquella industria absurda", lo que le lleva a recorrer el mundo. En la trama existen elementos biográficos de Erik Arnoult (Erik Orsenna) y de su familia. La esquizofrenia entre el seudónimo y nombre real, entre el escritor y el político, le resulta agradable "porque Orsenna y Arnoult mantienen en ocasiones hilarantes conversaciones".

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