FLAMENCO

Y no llegó la emoción

Y no llegó la emoción. Son las cosas inexplicables que a veces ocurren en el flamenco. Se cantó bien, se tocó de maravilla, se bailó con señorío. Y no llegó la emoción. No se creó, salvo en contados momentos, esa tensión, esa cálida comunicación, ese clima de complicidad entre artistas y público que nos hacen vivir y sentir lo jondo como algo irrepetible en cada instante.El nivel artístico fue excelente, repito, no hubo baches, no hubo fallos apreciables. Cuatro grandes cantaores compitieron lealmente en dar lo mejor de sí, y lo dieron.

Carmen Linares, siempre sabia en log...

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Y no llegó la emoción. Son las cosas inexplicables que a veces ocurren en el flamenco. Se cantó bien, se tocó de maravilla, se bailó con señorío. Y no llegó la emoción. No se creó, salvo en contados momentos, esa tensión, esa cálida comunicación, ese clima de complicidad entre artistas y público que nos hacen vivir y sentir lo jondo como algo irrepetible en cada instante.El nivel artístico fue excelente, repito, no hubo baches, no hubo fallos apreciables. Cuatro grandes cantaores compitieron lealmente en dar lo mejor de sí, y lo dieron.

Carmen Linares, siempre sabia en lograr el justo equilibrio entre la mente y el corazón. José Mercé es un volcán de pasión cantaora, que en las siguiriyas tenía al público totalmente entregado; él correspondió dedicándole su siguiente cante, bulerías, "a este público de Madrid, entendido y buena gente, y viva Madrid, que es la corte".

VI Festival de Arte Flamenco de la Peña Chaquetón

Cante: Carmen Linares, José Mercé, Chaquetón, José Menese. Toque: Enrique de Melchor, Juan Habichuela. Baile:Pepa Montes, con Ricardo Miño al toque, Morito y Chocolate de Madrid al cante y Josele al compás. Madrid, cine Consulado, 15 de abril.

Copias

También Chaquetón piropeó a Madrid, en una copla que dijo por alegrías: "Qué me pasa a mí/ que doy la vida por Cádiz/ y también la doy por Madrid". Chaquetón cantó todo divinamente, las alegrías y la malagueña, los tangos y las soleares. Y Menese abrió con su impresionante petenera y cerró con una terrible toná.Enrique de Melchor y Juan Habichuela rivalizaron en sus toques, tan distintos entre sí y ejemplares los dos. Y Pepa Montes bailó con elegancia y señorío, como en ella es norma y ha sabido demostrar.

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