Tribuna:

'Cargar la muerte'

Siendo londinense, desde siempre he sentido envidia de los que pueden visitar y conocer mi pueblo -Londrespor primera vez. Es un placer que nunca podría yo disfrutar. Los sevillanos tampoco pueden tener esa experiencia tan especial de conocer la Feria de Abril por primera vez, pero este año a mí me tocó ver a Curro en la Maestranza.A nosotros los británicos nos falta la cultura de la fiesta, de apreciar desde pequeños el hecho sencillo de que el toro debe morir. Y sin aceptar ese hecho tan básico no puedes pasar a apreciar y disfrutar las cualidades artísticas que atraen y cautivan al aficiona...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Siendo londinense, desde siempre he sentido envidia de los que pueden visitar y conocer mi pueblo -Londrespor primera vez. Es un placer que nunca podría yo disfrutar. Los sevillanos tampoco pueden tener esa experiencia tan especial de conocer la Feria de Abril por primera vez, pero este año a mí me tocó ver a Curro en la Maestranza.A nosotros los británicos nos falta la cultura de la fiesta, de apreciar desde pequeños el hecho sencillo de que el toro debe morir. Y sin aceptar ese hecho tan básico no puedes pasar a apreciar y disfrutar las cualidades artísticas que atraen y cautivan al aficionado. Pero, una vez estabilizada la afición en un extranjero, queda impresa y obsesiva. El Club Taurino de Londres cuenta con 150 socios.

El año pasado hice el curso de verano El arte del toreo, por el profesor Andrés Amorós, en la universidad Complutense. Creo que soy el único diplomado extranjero -por el inornento- Para ver a Curro en la Maestranza y la corrida de Ramón Sánchez suspendida por lluvia hice un viaje de 5.000 kilómetros, y para la corrida de Torrestrella haré otros tantos.

Emoción

He oído varias explicaciones de la frase cargar la suerte. Lo entiendo como enriquecer la suerte con emoción. Vine a la Maestranza ya bien sobrecargado de emoción, porque el mismo día había enterrado a mi único hermano.

Me pasaron en Sevilla una serie de experiencias a las que posiblemente un sevillano no hubiera concedido ninguna importancia -ni yo en Londres-. Me tocó un taxista que me contó con mucho detalle cómo ir vestido a los toros -dónde comprar el sombrero, qué tipo de chaqueta, no olvidar usar grasa de caballo en los botos camperos que debía comprar en El Caballo- Me compré el sombrero cerca de la calle de Sierpes, y volviendo paré en un bar pa`tomar una tapa. En la esquina empezó a tocar un guitarrista descuidado -y tocaba un rato bien el tío-, sevillanas, claro. También cantó, con una voz ligera y líquida. ¡Muy bien! Pasaba por los clientes y cantaba a cada uno de nosotros una copia que terminaba en propina. De lo exquisitamente bonito del momento, y al pensar en mi hermano, que nunca había pasado por una experiencia tan andaluza y tan hermosa -y que nunca la conocería-, de la emoción mis ojos se llenaron de lágrimas. Eso es cargar la muerte.

Durante la corrida suspendida, bajo la lluvia conocí a un ganadero cordobés, orgulloso de su tierra, de sus reses y de su país. Me dijo: "Soy español y después soy andaluz". Bueno, pues yo repito: "Soy guiri y después soy andaluz". Sevilla siempre.

Brian Harding es productor de cine.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En