Crítica:CINE

Más de lo que parece

James B. Harris es el antiguo productor independiente de las primeras películas de Stanley Kubrick, un buen cineasta ocasional y un gran conocedor del jazz. Y todo esto se nota en Cop, que tiene la sensatez y sobriedad de una pelíctila de los años cincuenta, está dirigida con un criterio que le debe mucho más a convicciones cinéfilas y morales que a imposiciones de la moda, y disfruta de un estupendo montaje musical.Cop, tal y como su título indica, trata de un policía y de su mentalidad, de un policía que lo es cuando persigue a un maniaco sexual, pero que continúa...

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James B. Harris es el antiguo productor independiente de las primeras películas de Stanley Kubrick, un buen cineasta ocasional y un gran conocedor del jazz. Y todo esto se nota en Cop, que tiene la sensatez y sobriedad de una pelíctila de los años cincuenta, está dirigida con un criterio que le debe mucho más a convicciones cinéfilas y morales que a imposiciones de la moda, y disfruta de un estupendo montaje musical.Cop, tal y como su título indica, trata de un policía y de su mentalidad, de un policía que lo es cuando persigue a un maniaco sexual, pero que continúa siéndolo cuando se acuesta con una mujer. James Woods encarna al protagonista, Hopkins, un neurótico, un individuo obsesionado, puritano, la otra cara y complemento perfecto del criminal. Esto Harris no lo subraya, no pretende ponerlo en primer término y convencemos de las implicaciones subterráneas de su historia. Sabe que éstas existen y le basta con ello, confiando en que el espectador comprenderá por qué la película evita la complicidad voyeuristica con su héroe.

Cop

Director: James B. Harris. Intérpretes: James Woods, Lesley Ann Warren, Charles Durning y Charles Haid. EE UU, 1987. Título original: Cop. Estreno en Madrid: Cine Pompeya.

Cop tiene el agradable sabor, ya casi olvidado, de la serie B, y con su ritmo tranquilo y su aparente sencillez proporciona un entretenimiento que no es idiota. Sin embargo, queda flotando en el aire la duda sobre si en una época de consumo indiscriminado de imágenes la opción de Harris conduce a otra cosa que a aceptar la desaparición en vida.

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