La 'Europa roja'

La Comunidad Europea se prepara para la libre circulación de sangre en 1993

La fecha mágica del 1 de enero de 1993 plantea continuamente nuevas situaciones derivadas de la entrada en vigor del Acta Única. En el seno de la Comunidad Europea (CE) se habla ya de una Europa roja, la del libre intercambio de sangre.Los responsables comunitarios de la transfusión sanguínea trabajan para conseguir que este espacio no se quede en una metáfora. El principal escollo es la donación retribuida en algunos Estados miembros, unido a los intereses económicos de las multinacionales farmacéuticas.

Aunque la CE ha adoptado la decisión de considerar a la sangre y sus hemoderivados...

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La fecha mágica del 1 de enero de 1993 plantea continuamente nuevas situaciones derivadas de la entrada en vigor del Acta Única. En el seno de la Comunidad Europea (CE) se habla ya de una Europa roja, la del libre intercambio de sangre.Los responsables comunitarios de la transfusión sanguínea trabajan para conseguir que este espacio no se quede en una metáfora. El principal escollo es la donación retribuida en algunos Estados miembros, unido a los intereses económicos de las multinacionales farmacéuticas.

Aunque la CE ha adoptado la decisión de considerar a la sangre y sus hemoderivados como una mercancía más, la relación de estos productos con la epidemia de SIDA y los intereses económicos de los laboratorios farmacéuticos que fabrican derivados del plasma pueden hacer muy tortuoso el camino hacia el mercado común europeo de la sangre, según las reuniones en las que se aborda esta cuestión.Por el momento, eI intercambio de esta mercancía es prácticamente inexistente entre los países comunitarios; sólo algunas organizaciones supranacionales, como la Cruz Roja, realizan envíos altruistas, en caso de catástrofe. Sin embargo, mientras algunos países europeos, como Holanda o Francia, son excedentarios en sangre y sus derivados plasmáticos, España, Grecia o Portugal son claramente deficitarios, sobre todo en derivados del plasma, y se ven obligados a importarlos.

Con los 23 donantes por cada 1.000 habitantes que hay en España, apenas se cubren las necesidades de sangre de los hospitales. El objetivo de la CE es ser autosuficiente en sangre y neutralizar las importaciones exteriores, preferentemente de Estados Unidos. El principal escollo para lograr este objetivo y corregir los desequilibrios regionales es la existencia en algunos Estados miembros de la donación retribuida. Ello supone que la selección de los donantes es menos escrupulosa.

Abstenerse

En España, el Ministerio de Sanidad y Consumo, establece cuatro categorías para que el posible donante se abstenga de dar sangre: haber padecido hepatitis, sífilis o paludismo; ser varón homo o bisexual, sexualmente activo con múltiples parejas; tener antecedentes de drogadicción intravenosa, y ser pareja sexual, hombre o mujer, de alguien encuadrado en las dos últimas categorías.Sin embargo, la hemodonación retribuida no está mal vista entre las multinacionales, que necesitan enormes cantidades de plasma para fabricar sus derivados farmacéuticos. Del plasma humano (sangre desprovista de las células) se obtienen factores de coagulación, gammaglobulinas (anticuerpos) albúmina y otras proteínas plasmáticas de gran importancia en el tratamiento médico.

La preocupación por garantizar las mejores condiciones para el donante y receptor de sangre ha llevado al Consejo de Europa, del que forman parte, además de los 12 países comunitarios, otros 10 países europeos, a establecer dos líneas de trabajo para, por un lado, estudiar las legislaciones de los diferentes países para su armonización y por otro, establecer recomendaciones sobre los requisitos de la hemodonación que faciliten la libre circulación de productos sanguíneos.

El Comité de Expertos en Transfusión Sanguínea e Inmunohematología del Consejo de Europa recomienda que "los Gobiernos de los diferentes países tomen las medidas necesarias para que la donación de sangre sea exclusivamente voluntaria", según explica Luz Barbolla, representante española en este comité.

"El Ministerio de Sanidad y Consumo se ha manifestado para que en este proyecto de directiva quedara más claro que el intercambio de plasma debe partir de la base de donaciones no remuneradas, aspecto que no estaba explícito en el borrador", afirma Rosario Arrieta, asesora de hemoterapia del ministerio español.

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