La mala construcción de las casas agravó los efectos del terremoto de Armenia, según la Prensa soviética

La mala construcción de los edificios de las ciudades afectadas por el terremoto ha sido la causa del alto número de víctimas, aseguró ayer el periódico moscovita Komsomolskaia Pravda. El periódico expresaba también sus dudas sobre la actuación de los sistemas de protección civil que, en su opinión, no actuaron con la celeridad necesaria. Por otra parte, el ministro de Sanidad de la URSS, Yevgueni Chazov, calculó ayer la cifra de muertos en 100.000. Las autoridades soviéticas, que declararon para hoy día de duelo nacional, señalaron ayer en un comunicado que las víctimas mortales eran "miles" ...

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La mala construcción de los edificios de las ciudades afectadas por el terremoto ha sido la causa del alto número de víctimas, aseguró ayer el periódico moscovita Komsomolskaia Pravda. El periódico expresaba también sus dudas sobre la actuación de los sistemas de protección civil que, en su opinión, no actuaron con la celeridad necesaria. Por otra parte, el ministro de Sanidad de la URSS, Yevgueni Chazov, calculó ayer la cifra de muertos en 100.000. Las autoridades soviéticas, que declararon para hoy día de duelo nacional, señalaron ayer en un comunicado que las víctimas mortales eran "miles" y los heridos "decenas de miles".

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"¿Dónde estaban los sismólogos, los arquitectos y los albañiles que diseñaron y construyeron las casas que cayeron una tras otra como piezas de un dominó?", se preguntaba ayer Komsomolskaia Pravda. El órgano del PCUS, Pravda, explicaba en su edición de ayer que en la ciudad de Leninakán -la segunda de Armenia, con cerca de 300.000 habitantes- la práctica totalidad de los edificios de nueve pisos, construidos con paneles prefabricados, se convirtieron en montañas de escombros y en "fosas comunes para muchos".Según Pravda, en la escuela secundarla número 9 de Leninakán no se salvaron más que algunos niños, y no había grúas ni camiones a mano para intentar salvar a la gente de los escombros. Asimismo, según el órgano del PCUS, el agua, el gas y la electricidad quedaron inmediatamente cortados.

Tres corresponsales de Komsomolskaia Pravda explicaron ayer que los trabajadores de las brigadas de rescate pudieron pensar durante su trabajo entre los escombros "en cómo en otros países la gente aprecia no sólo la velocidad de las carreteras y autopistas, sino también su importancia estratégica". Según estos periodistas, los trabajadores " pensaron en lo mucho que puede escribirse sobre la debilidad e insuficiencia de nuestro sistema de defensa civil".

Guenadi Sobolev, del Instituto de Ciencias Geológicas de Moscú, explicó que son de esperar numerosos terremotos menores, de hasta 8 puntos en la escala de Mercalli, y que se van a producir en la zona durante los próximos días. Sobolev se sumó a las críticas a los sistemas de protección en la URSS, explicando que en 1985 el instituto que preside envió a los sismólogos de Armenia y Georgia un mapa en el que se especificaba los puntos en los que había mayor riesgo de terremotos, pero que no se tomó ninguna medida. "No se les proporcionó ningún equipo, este país no produce ningún equipo para la detección de seísmos, ni siquiera tiene una fábrica que los produzca", dijo Sobolev. Pese a la gran sismicídad de la zona, admitida por todos, en los últimos tres años no se han podido realizar pronósticos por falta de equipo.

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Rishkov visita la zona

El primer ministro de la URSS, Nicolai Rishkov, visitó ayer la zona afectada encabezando un grupo de miembros del Politburó del PCUS. La televisión soviética citó suis palabras admitiendo que había una gran falta de equipos de salvamento. El líder soviético, Mijail Gorbachov, que canceló su viaje a Cuba y al Reino Unido y abandonó precipitadamente Nueva York el jueves, tenía previsto visitar también la región asolada por el terremoto, pero se desconocía cuándo.

Entre tanto, comienza a llegar la ayuda internacional a los damnificados por la catástrofe. El Ministerio de Asuntos Exteriores español y la Cruz Roja española enviarán una primera ayuda conjunta, valorada en unos 20 millones de pesetas.

Mientras continúa la polémica sobre las carencias de los servicios de salvamento y la mala construcción de las viviendas, los equipos de rescate luchan desesperadamente para sacar a los supervivientes entre montañas de escombros. "Estoy vivo, ayúdenme", gemía la voz de un hombre sepultado por toneladas de cascotes en Leninakán, una ciudad en la que se han hundido más del 75% de sus edificios. Pero en esta ciudad el aeropuerto está tan destrozado que ni los grandes helicópteros pueden aterrizar.

Turquía, cuya región de Kars resultó también afectada por el terremoto, a nunció ayer que abriría su frontera con la URSS para permitir la llegada de todo tipo de ayuda a las víctimas.

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