David Salle: "Sólo me interesa la imagen"

El pintor norteamericano expone sus últimas obras en Madrid

Las pinturas de David Salle parecen capturar, como la fotografía, un instante de la vida. Convocan una serie de imágenes que a primera vista requieren una decodificación especializada, pero luego, al mirarlas con mayor serenidad, la simultaneidad de las referencias quiere ser sólo eso. "Lo que quiero dar a entender es precisamente la simultaneidad en la que conviven las imágenes", dice. David Salte inauguró ayer, martes, en la Fundación Caja de Pensiones (Serrano, 60), una exposición que reúne obras realizadas en los últimos tres años.

David Salle pertenece, junto a Julian Schnabel y Er...

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Las pinturas de David Salle parecen capturar, como la fotografía, un instante de la vida. Convocan una serie de imágenes que a primera vista requieren una decodificación especializada, pero luego, al mirarlas con mayor serenidad, la simultaneidad de las referencias quiere ser sólo eso. "Lo que quiero dar a entender es precisamente la simultaneidad en la que conviven las imágenes", dice. David Salte inauguró ayer, martes, en la Fundación Caja de Pensiones (Serrano, 60), una exposición que reúne obras realizadas en los últimos tres años.

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David Salle pertenece, junto a Julian Schnabel y Eric Fischl, a la generación que en la década de los ochenta propuso los postulados posmodernistas en la pintura. Sus pinturas están llenas de referencias a la historia del arte, de citas literarias y de imágenes de la vida cotidiana. "Yo no pienso en las imágenes de mis pinturas como referencias o citas, sólo me interesa la imagen. No las veo como palabras articuladas en una frase", afirma. "No tienen que ser reconocidas necesariamente. Yo no le pido nada al espectador; si las reconocen, las reconocen; si no, no importa. No es un juego de ocultamientos y guiños eruditos"."Tienes que darte cuenta de que la forma en que están compuestas mis pinturas es, en gran parte, intuitiva. No están planteadas como uno de esos acertijos que publican en los periódicos, en los que hay dibujos, palabras incompletas que sirven como pistas fonéticas para adivinar al final una frase oculta. Eso es una buena descripción de los que no son mis pinturas. Tienes que acostumbrarte a mirarlas porque no quieren ese tipo de interpretación. Si tratas de absorber el fraseo composicional, te das cuenta que el fraseo no es lineal, sino simultáneo. Puede sentir eso con sólo mirarlas".

"Las obras de arte tienen significados; no pretendo hace obras insignificantes. La simultaneidad es precisamente la experiencia que quiero dar a entender".

Tal vez sea en las acuarelas de David Salle donde se ve mejor este planteamiento con la superposición de dibujos y figuras que cargan la imagen de lecturas en convivencia. "No se supone que sea fácil leer estas obras", dice.

"El arte es algo más real, no es una referencia a algo, no es un comentario, no es un juego, no es una manipulación. Todas estas cosas pueden rodearlo, pero el arte en sí es algo distinto. Es difícil hacer algo que realmente se sienta que merece la pena que exista. Yo sólo hago cosas que quiero ver, aunque parezca una tautología. No lo es. Pinto lo que deseo ver, y no por otra razón. Tienes que desear verdaderamente verlo".

Un aspecto importante de la obra de David Salle, desde hace cinco años, es su trabajo en las escenografías de una ópera y varias coreografías para espectáculos de danza de Carole Armitage. "Es una gan parte de mi vida, he pasado mucho tiempo trabajando en estos escenarios para Carole", afirma David Salle. "No siento que ambas experiencias sean muy distintas. El tipo de decor de intervención visual que hago para la danza es muy coherentecon mi pintura. La metodología es la misma, y las dificultades para el público son las mismas; los malentendidos, el placer visual es similar. Las pinturas son mucho más punzantes precisamente porque estarán ahí para siempre, los escenarios lo son por lo contrario, porque el momento de la actuación no se repetirá".

Salle es uno de los artistas mimados del Nueva York de los años ochenta. Sin embargo, considera que en su país los artistas siguen siendo unos outsiders. "En Estados Unidos nunca gustaron los artistas. Las cosas no han cambiado ahora, sólo que las razones para no gustar de los artis tas son distintas; ahora es por que son demasiado conocidos Pero se trata de la misma reac ción puritana contra los artistas que siempre ha habido en Estados Unidos. Parece que los artis tas son aceptados y mimados pero eso no es así. En realidad esa imagen del artista triunfador y millonario es una invento de la Prensa. La mayoría de los artistas son gente trabajadora de cla se media. Mantienen un nivel de supervivencia; algunos mejor que otros".

"Mi fantasía como artista es tener un papel en la vida nacional, una parte en la vida cultural de mi tiempo. No considero que esto sea degradante o sensacionalista, creo que es una noble ambición. Pero es muy peligroso. Toda la gente que admiramos ha cambiado cosas, y la cultura de los media parece admirar y detestar a esa gente a la vez. Yo también quiero cambiar algo, lo que no es lo mismo que querer ser novedoso. Hay un abismo entre esas dos palabras en el arte".

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