Irma Cáceres de Almeyda

Chile en el corazón y en la cabeza

Cuando una mujer tiene un objetivo tan metido en el corazón y en la cabeza que supone casi por entero su identidad, a cualquiera puede resultarle frívolo plantear cuestiones que distraigan ese argumento. Irma Cáceres, esposa de Clodomiro Almeyda -figura mítica de la oposición a Pinochet-, tensa la mirada mientras escucha las preguntas. Comienza cada respuesta con una tranquilizadora sonrisa. Empapada de exilio, habla obsesivamente de reconstruir su país, de devolverle "su orgullo y su libertad".

Irma de Cáceres nació en Santiago de Chile hace 64 años. Estudió derecho y geografía e histo...

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Cuando una mujer tiene un objetivo tan metido en el corazón y en la cabeza que supone casi por entero su identidad, a cualquiera puede resultarle frívolo plantear cuestiones que distraigan ese argumento. Irma Cáceres, esposa de Clodomiro Almeyda -figura mítica de la oposición a Pinochet-, tensa la mirada mientras escucha las preguntas. Comienza cada respuesta con una tranquilizadora sonrisa. Empapada de exilio, habla obsesivamente de reconstruir su país, de devolverle "su orgullo y su libertad".

Irma de Cáceres nació en Santiago de Chile hace 64 años. Estudió derecho y geografía e historia. En la Universidad ya destacó por asumir el principio que sentencia: "Sí tú no haces política, los demás la harán por ti". Y fue en la actividad política don de conoció a su marido, Clodomiro Almeyda. El próximo mes de diciembre celebrarán -"no sé cómo ni dónde", dice, 35 años de matrimonio.Almeyda, socialista, fue vicepresidente y ministro de Exteriores de Chile con Salvador Allende. Con la llegada al poder de Pinochet fue detenido y posteriormente arrojado al exilio Regresó a su país en marzo de 1987. Elegido secretario general de la facción radical del partido socialista y presidente de la coalición Izquierda Unida, el Gobierno le aplicó la ley antiterrorista. Fue condenado a 541 días de cárcel y 10 años de inhabilitación política y profesional. "Lo han convertido en un muerto vivo", dice su esposa.

Irma Cáceres tiene muy metido en el cuerpo el exilio vivido desde 1975 en México y en la República Democrática Alemana, donde continúa trabajando como relaciones públicas en una empresa. "Pretendo reagrupar a mi familia, tan completa como sea posible, en Chile. Y digo como sea posible porque cuando salimos al exilio mi hija pequeña tenía ocho años. Ella se ha criado en el extranjero y ya no lo siente como tal".

"Chile era un país con un grado de estabilidad grande, en un proceso constante de desarrollo democrático. La gente estaba orgullosa de lo conseguido, de nuestras tradiciones, nuestra historia y de nuestras instituciones militares".

15urante el Gobierno de la Unidad Popular, Irma de Cáceres fue directora del edificio Gabriela Mistral, el más importante centro de animación cultural y restaurante popular de Santiago. "Hoy en día se ha vendido prácticamente todo lo que había de valioso en Chile. Se ha privatizado y vendido a las multinacionales nuestra riqueza minera y maderera. La meta parece ser convertirse en una especie de Taiwan, un emporio pujante a costa de perder todos sus perfiles como país".

El edificio Gabriela Mistral cambió de nombre y de carácter, y ahora es la sede de un poder legislativo constituido por generales.

Irma de Cáceres vino la semana pasada a España para buscar la solidaridad que haga falta frente a la situación de su marido y para pedir a los políticos socialistas que estén presentes como testigos internacionales en el plebiscito del próximo 5 de octubre. "Chile ha perdido por fin el miedo. Está movilizado para decirle que no a Pinochet, a su régimen de esclavitud. Está recuperando la ilusión".

Hoy, Irma de Cáceres está ya en Chile, cerca de su marido. "Voy a ver la reconstrucción de mi país".

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