Aumentan las medidas de seguridad en el Lido ante las protestas por la película de Scorsese

ENVIADO ESPECIAL Desde la tarde del jueves, cuando se supo que la copia subtitulada del filme de Martin Scorsese La última tentación de Cristo había llegado a Venecia y estaba proyectándose en los sótanos del Palazzo del Cinema ante una comisión de jueces de la magistratura de Venecia, se hizo ostensible un progresivo aumento de las medidas de seguridad en torno al complejo urbano de las instalaciones de la Mostra. A la denuncia del abogado milanés Pietro Bianco se han añadido en las últimas horas convocatorias de varias manifestaciones ante el pase de la película el próximo día 7.

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ENVIADO ESPECIAL Desde la tarde del jueves, cuando se supo que la copia subtitulada del filme de Martin Scorsese La última tentación de Cristo había llegado a Venecia y estaba proyectándose en los sótanos del Palazzo del Cinema ante una comisión de jueces de la magistratura de Venecia, se hizo ostensible un progresivo aumento de las medidas de seguridad en torno al complejo urbano de las instalaciones de la Mostra. A la denuncia del abogado milanés Pietro Bianco se han añadido en las últimas horas convocatorias de varias manifestaciones ante el pase de la película el próximo día 7.

Están anunciadas protestas de un autotitulado "Comité antiblasfemia", organizado por integristas seguidores del suizo Lefebvre, de la asociación Comunione e Liberazione y otras organizaciones del integrismo católico italiano, entre ellas, algunas consideradas neofascistas. La tormenta en un vaso de agua sigue encrespándose, y seguirá, según todos los síntomas, creciendo hasta el día 7, en que el controvertido filme será proyectado en la sección de "acontecimientos especiales".Nada se ha sabido hasta el momento de lo ocurrido en la pequeña sala del Palazzo donde los magistrados venecianos vieron la película. Las únicas filtraciones indican que los jueces "no parecen escandalizarse y quieren unánimemente un tiempo de reflexión", según palabras del procurador Bruno Siclari, pronunciadas a la salida de la proyección. Parece, por tanto, improbable un pronunciamiento antes de últimas horas de esta tarde, primeras de mañana o, más probablemente, del lunes.

Por otra parte, una información recogida por el diario La Reppublica apunta la posibilidad de que tal pronunciamiento judicial no se produzca y que la denuncia del abogado Pietro Blanco, por "vilipendio a la religión", sea sobreseída, en razón de que no se efectuará ningún pase comercial del filme y de que éste será exhibido sin publicidad y en el marco de un acontecimiento artístico regido por normas internacionales, que los tribunales italianos podrían considerar que quedan fuera de su jurisdicción.

En tal sentido se manifiestan los juristas encargados por la organización de la Mostra de estudiar el prefabricado conflicto, que está derivando hacia otros caminos más peligrosos e inquietantes, en los que este debate religioso comienza a adquirir, cada vez más acusadamente, tintes políticos.

En este sentido, parece sintomática la confluencia en las convocatorias de manifestaciones anti-Scorsese por seguidores de Lefebvre, organizaciones neofascistas y sectores duros de la Democracia Cristiana, entre ellos algunos pertenecientes al sector democristiano de la propia Bienal de Venecia, en cuyas actividades se encuadra la Mostra del Cinema.

Es un rumor generalizado que hubo un intercambio de palabras gruesas entre el directivo democristiano de la Mostra, Vittorio Sala, y el director del festival, Giugielmo Biraghi, a la salida de la proyección judicial del filme de Scorsese.

Golpe de timón

En cualquier caso, lo que es más que un rumor son las frases pronunciadas por Sala poco después, en el vestíbulo del Palazzo, donde acusó a voces a Biraghi de blasfemo, junto a otras tonantes calificaciones contra el director de la Mostra, al que acusó de emplear su puesto en provecho político propio y de adulterar y manchar el limpio historial de este festival, mediante un golpe de timón en sus directrices esenciales y de su espíritu.

Mientras tanto, el Vaticano no se ha pronunciado oficialmente, limitándose a que la Conferencia Episcopal italiana tome algunas cautelas de tipo informativo, como enviar a Venecia una comisión de expertos para ver el filme de Scorsese, analizarlo desde el punto de vista pastoral y teológico y redactar a continuación un informe de trabajo para uso futuro de la Conferencia Episcopal. Un miembro de la Conferencia, monseñor Francesco Ceriotti, declinó ayer en Roma hacer públicos los nombres de dichos expertos.

Rumores burlones aseguran que el cineasta católico Franco Zefirelli, que fue uno de los primeros en protestar airadamente contra la presencia de La últitna tentación de Cristo en Venecia, podría ser uno de estos expertos. El cineasta, que se encuentra en Roma ultimando la copia de su Joven Toscanini, que será exhibida también entre los "acontecimientos especiales" de la Mostra, parece haber frenado sus iras iniciales, al declarar el jueves al Corriere della Sera que, "como cristiano, ya he expresado mis ideas claramente", pero que en su postura contraria es decisiva su condición de hombre de cine, "pues he visto el filme en una proyección romana y les aconsejo a ustedes que no lo vayan a ver, porque es muy malo".

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