El Oso y la leona
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Fidelidad
Recital de Raimon
Lluís Rosselló y Ramón Escalé, teclados. Miquel Blasco, guitarra. Mario Rossy, bajo. Ezequiel Gillem, batería.Poble Espanyol, Barcelona, 19 de agosto.
Temeridad digna de mejor suerte
A Raimon le está sucediendo un fenómeno preocupante que se repitió en el Poble Espanyol: el público, su público, sigue manteniéndose fiel a su música y a su imagen, pero acude a sus recitales con el único ánimo de escuchar las canciones de antaño, pasando discreta y educadamente sobre toda su nueva producción.Ya no se corea Al vent o Diguem no, como mínimo no se corea a voz en grito, pero la participación, ahora matizada por un cierto pundonor, sigue teniendo la misma intensidad; una participación que no se consigue con temas mucho más elaborados poética y musicalmente. El público de Raimon, a pesar de provenir de clases sociales intelectuales, prefiere al primitivo cantante mitinero con su silla y guitarra acústica mal rascada que al cantante que sabe matizar sus frases y decirlas con el corazón rodeado de un contundente grupo instrumental.
Cantantes hay muchos y Raimon sólo había uno, y ahora el noi de Xàtiva, con su actual apariencia de serio y atildado profesor universitario, está pagando el coherente y necesario abandono de una postura que en estos momentos resultaría como mínimo incongruente. La suerte para Raimon es que su público le va seguir siendo fiel siempre y cuando, en algún momento de sus recitales, tome su guitarra y su silla y cante en solitario alguna de esas viejas canciones / himnos y su voz vuelva a romperse en el momento adecuado.
En el Poble Espanyol sucedió eso: el público asistió respetuoso y atento a la presentación escogida del material más reciente, pero se volcó cuando fueron apareciendo las primeras notas de Veles e venis, Amanda, Jo vinc d'un silenci, Com un puny o las ya mencionadas Al vent y Diguem no. Las canciones recientes se escuchan, se saborean y se aplauden antes de olvidarse, pero siempre a la espera de las referencias raimonianas inevitables y todavía emocionantes.
Raimon, que no presentó ningún tema nuevo y esbozó las directrices que marcarán sus próximos trabajos, cantó con fuerza y supo aprovechar la intimidad que le proporcionaba el entorno y la espléndida sonorización. Demostró, una vez más, que con el paso del tiempo ha sabido solidificar su personalidad, rodearla de coherencia y de musicalidad, pero no triunfó por su presente, sino por el hecho de llamarse Raimon y ser quien es, lo que no es criticable porque sus esfuerzos le ha costado. Y este hecho objetivo y demasiado significativo es el que plantea un futuro cargado de incógnitas; es necesario esperar, cruzar los dedos y desear suerte a quien ha dado suficientes muestras de merecerla.Ramón El Oso
Joel Torres, Vicente Boriand, Luis Dulzalres, Beto Hernández, Rony George, Camilo Edwars. Canal de Isabel II. Madrid, 20 de agosto.