Adiós a Chatila

Los hombres de Arafat abandonan el campo palestino, reducido a escombros

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El último hombre de Yasir Arafat, líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), abandonó en la madrugada de ayer el campamento de refugiados palestinos de Chatila, en el sur de Beirut. Atrás sólo quedaron escombros, restos irreconocibles de lo que hace años fue la capital palestina en Líbano. Pero la destrucción de Chatila no es sólo el fruto de los dos últimos meses de combates interpalestinos. Empezó en 1982 con la matanza perpetrada por los aliados libaneses de Israel, y desde entonces el trágicamente famoso campamento no ha dejado de ser un valle de lágrimas.Asediados durante casi 1.000 días por la milicia shií de Amal (Esperanza), los habitantes de Chatila elevaron sus miradas al cielo, incrédulos, cuando las tropas del Ejército sirio tomaron en enero posiciones alrededor del campo y levantaron el sitio. En esos cerca de tres años de dificultades crecientes con sus guardianes libaneses, los refugiados conocieron toda suerte de males: cortes de electricidad y de agua, falta de alimentos y medicinas, confinamiento... No obstante, medio millar de familias continuaban apegadas a sus casas medio derruidas, a sus calles sin asfaltar y a la penuria que desde la salida de los fedayin, en 1982, se adueñó del campamento.

No dio tiempo a reparar los cristales rotos, ni tan siquiera a llenar de nuevo las despensas. El abrazo de Damasco, a finales de abril, entre el presidente sirio, Hafez el Asad, y Arafat, no se tradujo en otros abrazos entre seguidores y detractores del líder palestino. Por el contrario, los hombres de Abu Masa, jefe del grupo disidente prosirio Fath-Comando General, se sintieron menospreciados y decidieron demostrar que era necesario contar con ellos.

Los hombres de Abu Musa, inicialmente expulsados de Chatila por los poco más de un centenar de fedayin pro Arafat que defendían el campo, se hicieron con el control, tras 59 días de continuos bombardeos que provocaron numerosas víctimas no sólo entre los civiles palestinos, sino también entre los habitantes libaneses de los barrios vecinos. Los últimos resistentes, 96 combatientes de Al Fatah y una veintena. de mujeres y niños, abandonaron el campamento a primeras horas de la madrugada de ayer en dos camiones que les condujeron hacia Sidón, a unos 50 kilómetros al sur de Beirut, donde se encuentra actualmente la mayor concentración palestina de Líbano. La llegada de este nuevo contingente de palestinos provocó un gran revuelo en la capital del sur de Líbano.

Después de negociaciones en las que participó una delegación libia que el lunes actuó como intermediaria en la rendición de los arafatistas, la Organización Popular Nasserista (OPN), milicia suní que controla la ciudad, aceptó que los recién llegados fueran trasladados al campo de Ain Helue (Fuente Dulce), al este de Sidón.

Mientras, Fath-CG hacía un llamamiento a los habitantes de Chatila para que regresaran a sus casas, con excepción de los seguidores de Arafat. Unas pocas mujeres y niños se aventuraron entre los escombros para recoger las pertenencias que se habían salvado de la destrucción.

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