Necesidad política, imperativo racional, deber moral

La cooperación Norte-Sur es, a la vez, una necesidad política, un imperativo racional y un deber moral, según han concluido los parlamentarios, dirigentes y representantes de las organizaciones no gubernamentales (ONG) reunidos durante tres días en Madrid. Las discusiones, a veces arduas, entre los participantes de la Conferencia Europea sobre Interdependencia y Solidaridad Norte-Sur dieron como resultado ayer la publicación de un documento final en el que se llama a la acción para "abolir la relación asimétrica" entre ambas zonas del mundo."Europa", dice el llamamiento, "cuenta con mayor pode...

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La cooperación Norte-Sur es, a la vez, una necesidad política, un imperativo racional y un deber moral, según han concluido los parlamentarios, dirigentes y representantes de las organizaciones no gubernamentales (ONG) reunidos durante tres días en Madrid. Las discusiones, a veces arduas, entre los participantes de la Conferencia Europea sobre Interdependencia y Solidaridad Norte-Sur dieron como resultado ayer la publicación de un documento final en el que se llama a la acción para "abolir la relación asimétrica" entre ambas zonas del mundo."Europa", dice el llamamiento, "cuenta con mayor poder de voto en las instituciones internacionales que el resto de los países ricos juntos, lo que implica una especial responsabilidad en la adopción de iniciativas a favor del Tercer Mundo". El documento resume las conclusiones alcanzadas en siete mesas redondas y múltiples coloquios y reuniones realizados desde enero asado en Europa, en el marco de la campaña lanzada por el Consejo de Europa.

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"El ajuste en el Sur no puede tener éxito si el del Norte está basado en la contracción", afirma el documento, al sintetizar una serie de propuestas para fomentar el crecimiento económico, estabilizar las tasas de interés, liberalizar el comercio internacional y aliviar la deuda externa.

El llamamiento invita a los 21 países del Consejo de Europa a aumentar los fondos destinados a la ayuda oficial al desarrollo hasta llegar al 0,7% del producto nacional bruto propuesto por las Naciones Unidas.

La ayuda, agrega el documento, debe mejorar las condiciones de vida de los más pobres, evitando, por ejemplo, envíos alimenticios que compitan con la producción local.

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Al mismo tiempo, esta ayuda debe permitir a los receptores "asumir el control de su propio desarrollo". En este sentido, el documento insta a los responsables de la ayuda al desarrollo a profundizar en la cooperación triangular entre parlamentarios, ONG y gobiernos, como forma de evitar que las prioridades sean definidas unilateralmente. El documento recoge una "constructiva" propuesta formulada por el Gobierno de Portugal de constituir en Lisboa un Centro sobre la Interdependencia Global, que sirva como espacio de encuentro entre los organismos europeos dedicados a, la cooperación con sus contrapartes en el Sur.

Los parlamentarios europeos, tanto nacionales como comunitarios, son invitados a tomar en cuenta las repercusiones que tienen sus leyes sobre los países del Sur y a continuar promoviendo la sensibilización de la opinión pública sobre el diálogo Norte-Sur.

Los participantes en la reunión de Madrid piden específicamente a los miembros de la CE que reduzcan los subsidios a la agricultura y destinen esos fondos a fomentar el desarrollo agrícola de los países en desarrollo y que se aseguren de que la consecución del mercado único europeo en 1992 no perjudique los intereses del Sur.

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