Las diferencias regionales se suavizaron el año pasado por la menor disparidad de sus economías

Las diferencias regionales se suavizaron durante el año pasado por una menor disparidad en el crecimiento económico, que ha frenado algo la tendencia de la actividad al concentrarse en las zonas más ricas. Hubo cuatro regiones donde la actividad aumentó más del 6% en términos reales y otras dos que apenas llegaron al 3% (Asturias y País Vasco). Pero varias de las comunidades más pobres y que habían quedado desenganchadas en 1986 de la recuperación económica, como Andaducía y Castilla y León, han registrado un avance inusitado gracias a la agricultura y el turismo.

Estimaciones realizada...

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Las diferencias regionales se suavizaron durante el año pasado por una menor disparidad en el crecimiento económico, que ha frenado algo la tendencia de la actividad al concentrarse en las zonas más ricas. Hubo cuatro regiones donde la actividad aumentó más del 6% en términos reales y otras dos que apenas llegaron al 3% (Asturias y País Vasco). Pero varias de las comunidades más pobres y que habían quedado desenganchadas en 1986 de la recuperación económica, como Andaducía y Castilla y León, han registrado un avance inusitado gracias a la agricultura y el turismo.

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Estimaciones realizadas por el Fondo de Investigación Económica y Social (FIES), entidad de las cajas de ahorro que dirige el profesor Enrique Fuentes Quintana, revelan que las disparidades en el crecimiento económico han sido en 1987 menores que el año anterior. Entonces el 3% de crecimiento se distribuyó tan desigualmente que la economía balear se expandió un 6,2% y la asturiana decreció un 0,4%, siendo casi la única excepción -junto al País Vasco- a una clara tendencia de la actividad a concentrarse en las zonas con mayor nivel de renta. Este fenómeno en el bieno 1983-1985 empezó a ser compensado parcialmente por el papel redistribuidor del Estado, como acaba de apuntar el último libro del Banco de Bilbao sobre el reparto territorial de la renta.

Saltos

El estudio del FIES, realizado por segundo año e incluido como anexo a dos números de Papeles de Economía Española presentados ayer, ofrece como principal novedad el que los movimientos hacia la concentración se ha suavizado en 1997. Sobresale el que Andalucía, y Castilla y León (dos de las zonas de subdesarrollo histórico y de postración durante el desarrollismo franquista, junto con Extremadura, Castilla-La Mancha y Galicia) se han situado entre las comunidades con mayor tasa de crecimiento de la actividad, ambas con más del 6%, en términos de valor añadido generado por la producción (PIB o producto interior bruto).

Entre los hechos que explican dicha novedad y el reparto regional del crecimiento económico figura que en 1987 la mayoría de las comunidades registraron un crecimiento intenso del sector agrario (7,3% de media), tras la fuerte caída del año anterior; sólo en Cantabria, Canarias y Galicia la actividad primaria aumentó menos del 3%, debido a la menor producción lechera y pesquera.

En segundo lugar, la recuperación industrial se volvió a distribuir muy desigualmente. El sector creció entre el 7,1 % y el 6% en Andalucía (sobre todo por la industria alimentaria y la construcción naval) y en Aragón, Navarra y Castilla y León, comunidades donde la industria del automóvil y la alimentaria tuvieron un papel destacado. Por el contrario, en Asturias y Cantabria las crisis carbonífera, siderúrgica y de la industria metálica pesada no han llevado a las tasas negativas de 1986, pero han limitado la respectiva expansión del sector al 0,5% y 2,9%. El País Vasco sigue afectado por la siderurgia y la industria básica, mientras a Baleares le ha restado pujanza el abandono de la artesanía.

Con todo, los servicios han sido otra vez el sector decisivo, hasta explicar casi tres puntos del 5,2% de crecimiento total. Su avance ha sido más uniforme, con mejor balance para las comunidades fuertes en turismo, si bien Madrid ofrece muestras de saturación.

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