Crítica:ESCULTURA

Máquinas pictóricas de Antonio Lorenzo

Miembro destacado de la gran generación abstracta española y cofundador del célebre Museo de Arte Abstracto de Cuenca, el pintor Antonio Lorenzo no exponía en Madrid desde hace seis años. En ese intervalo, su trabajo ha experimentado un considerable proceso de evolución que, si bien tiene raíces evidentes dentro del lenguaje más característico de Lorenzo, abre al fin una dimensión insospechada en su obra.

El resultado de ese proceso de cambio se presenta por primera vez al público en el marco de esta exposición, que reúne una amplia selección de cuadros y piezas escultóricas, realizados...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Miembro destacado de la gran generación abstracta española y cofundador del célebre Museo de Arte Abstracto de Cuenca, el pintor Antonio Lorenzo no exponía en Madrid desde hace seis años. En ese intervalo, su trabajo ha experimentado un considerable proceso de evolución que, si bien tiene raíces evidentes dentro del lenguaje más característico de Lorenzo, abre al fin una dimensión insospechada en su obra.

Proceso

Antonio Lorenzo

Obra 1985-1987. Galería Soledad Lorenzo. Orfila, 5. Madrid. De 500.000 a 1.500.000 pesetas. Hasta el 28 de noviembre.

El resultado de ese proceso de cambio se presenta por primera vez al público en el marco de esta exposición, que reúne una amplia selección de cuadros y piezas escultóricas, realizados por el artista entre 19,85 y 1987.La huella de las máquinas, la sugerencia de formas mecánicas, han tenido una presencia considerable dentro del universo pictórico de Antonio Lorenzo, de ahí que el protagonismo literal que lo mecánico cobra en su trabajo reciente no nazca de una pirueta incoherente, aunque sí haya implicado el valor de un salto en el vacío.

Creo que, de algún modo, el origen y sentido de ese giro se vislumbra con mayor claridad a través de las esculturas realizadas por el artista en este período. Ensamblajes de piezas mecánicas reales, se alejan de toda idea de función.

No se trata, sin embargo, de esa corrosiva apuesta por el sinsentido en las referencias mecánicas de los dadaístas.

Las máquinas de Antonio Lorenzo comparten, si se quiere, con dadá el espíritu de una extrema libertad asociativa, pero en el caso de nuestros artistas esa libertad se guía por una pura fascinación formal.

Esa misma primacía del valor plástico, incluso desde: una dirnensión material -por encima de su, con todo, evidente carga conceptual-, guía también en esta etapa la pintura de Antonio Lorenzo y la incorporación que en ella hace de elementos mecánicos reales.

Afinidad

Hay, por demás, una suerte de afinidad lógica, de atractivas rewriancias, entre ese universo de máquinas y el trasfondo constructivista que se trasluce en muchas composiciones.Pero hay también -y eso define, a nú gusto, el interés más sutil de estas obras-, una ambigüedad enriquecedora entre las formas y materiales mecánicos, el contexto que evocan, la libre manipulación imaginaria a que las somete el pintor y ese delicado diálogo sensual en el que Antonio Lorenzo las integra a través del color.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En