Crítica:FESTIVAL DE OTOÑO

Versos de oro

Con un día de retraso debido a las lluvias que conlleva la estación a la que se dedica este festival, Nuria Espert y el grupo musical Hesperión XX ofrecieron el sábado el espectáculo titulado Luces y sombras del Siglo de Oro. La apertura oficial de la presente edición del Festival de Otoño consistió, por tanto, en un recital de poesía y música. El catedrático de literatura Andrés Amorós seleccionó los fragmentos más conocidos de la literatura del Siglo de Oro: de las Coplas a la muerte de su padre a la muerte de Don Quijote; de Poderoso caballero es don Dinero al pasaje de...

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Con un día de retraso debido a las lluvias que conlleva la estación a la que se dedica este festival, Nuria Espert y el grupo musical Hesperión XX ofrecieron el sábado el espectáculo titulado Luces y sombras del Siglo de Oro. La apertura oficial de la presente edición del Festival de Otoño consistió, por tanto, en un recital de poesía y música. El catedrático de literatura Andrés Amorós seleccionó los fragmentos más conocidos de la literatura del Siglo de Oro: de las Coplas a la muerte de su padre a la muerte de Don Quijote; de Poderoso caballero es don Dinero al pasaje de La lozana andaluza donde se da cuenta de las clases de putas.Un recorrido por los mejores momentos de la literatura del Siglo de Oro al que la actriz Nuria Espert prestó su voz y su peculiar interpretación. El grupo musical Hesperión XX, especializado en el repertorio musical anterior al siglo XVIII -al frente del cual se encuentra Jordi Savall-, y la magnífica voz de la soprano Montsorrat Figueras sirvieron de contrapunto musical a la recitación. Ofrecieron una cuidadosa y delicada interpretación de composiciones de Juan del Encina, Francisco Guerrero y José Marín, entre otros. Utilizaron instrumentos antiguos y en ocasiones subrayaron la actuación paralela de Nuria Espert.

La lectura poética -lejos de las sesiones donde los jóvenes autores se escuchan a sí mismos- no tiene más recorrido, como espectáculo, que los realizados por la misma Nuria Espert junto a Rafael Alberti, del que leyó un poema dedicado a Garcilaso. Los espectadores rieron con Quevedo, se emocionaron con san Juan de la Cruz -del que, por supuesto, se leyó Noche oscura del alma- y atendieron a la lectura de sor Juana Inés de la Cruz como "precursora del feminismo".

No hay punto de comparación para este espectáculo. Cada cual tendrá sus evocaciones personales: el escuálido profesor de literatura, la anciana de la familia que aparecía los días de lluvia y recitaba trágicamente echando la cabeza hacia atrás. La lectura pública de poemas clásicos es un espectáculo inusual, y Nuria Espert tiene su estilo propio. A juicio de este espectador, acierta cuando escenifica los parlamentos o éstos tienen un carácter teatral; sin embargo, está falta de ritmo en las composiciones de Garcilaso y de Jorge Manrique.

Por desgracia, el recital, que se celebró en la plaza trasera del palacio de Churriguera, en Nuevo Baztán -localidad situada a unos 50 kilómetros de Madrid-, no se repetirá. Para contribuir al carácter de excepcionalidad de la actuación, la realidad de nuestra época se hizo patente. El estruendo de un avión que aterrizaba en el aeropuerto de Barajas paralizó el espectáculo. Nuria Espert esperó paciente su paso, justo en el momento culminante, cuando recitaba el último y definitivo poema. Aquel que escribió Quevedo y que comienza: "Cerrar podrá mis ojos la postrera...".

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