La mayor antológica de Rothko en España, se inaugura en la Fundación March

Mark Rothko (1903-1970) fue uno de los artistas que con su posición y su obra contribuyeron en mayor medida a que el centro internacional de la vanguardia artística se desplazara de París a Nueva York. La exposición que se abre al público mañana en la Fundación Juan March, en Madrid, proviene de la Tate Gabery de Londres, y constituye una muestra con cierto carácter didáctico, ya que presenta cronológicamente la evolución de la obra de Rothko desde 1930 hasta 1969. Esta muestra es la primera gran antológica que se dedica al artista norteamericano de origen ruso en España.

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Mark Rothko (1903-1970) fue uno de los artistas que con su posición y su obra contribuyeron en mayor medida a que el centro internacional de la vanguardia artística se desplazara de París a Nueva York. La exposición que se abre al público mañana en la Fundación Juan March, en Madrid, proviene de la Tate Gabery de Londres, y constituye una muestra con cierto carácter didáctico, ya que presenta cronológicamente la evolución de la obra de Rothko desde 1930 hasta 1969. Esta muestra es la primera gran antológica que se dedica al artista norteamericano de origen ruso en España.

Quienes hayan visitado la sala dedicada a Mark Rothko en la Tate Gallery de Londres habrán tenido posiblemente la impresión de estar en una especie de santuario pagano. La luz amplia, difusa y pareja que ilumina la habitación parece emanar del centro mismo del recinto, e impone un silencio diáfano y a la vez sobrecogedor.La exposición que se abre mañana al público en la Fundación Juan March reproduce en cierta manera este ambiente, aunque aquí la iluminación induce a pensar en la sombra y a descubrir entre ellas el poder del color y la síntesis. La muestra proviene de la Tate Gallery, y reune un total de 54 obras, en su mayoría óleos, realizadas a lo largo de 40 años de trabajo.

Las obras expuestas siguen un orden en el tiempo. Proponen una revisión de la trayectoria de Rothko desde sus obras figurativas hasta la definitiva adopción de la abstracción y su búsqueda del color.

La muestra tiene por eso cierto carácter didáctico, que si bien es útil para quien se acerca por primera vez a la obra de este pintor, resulta algo alejada de las intenciones que el propio Rothko tuvo con respecto a la relación de su obra con el público. "No me interesa la relación entre el color y la forma en la pintura", dijo; "me interesa suscitar las emociones más elementales en el espectador".

Rothko va desnudando la figuración de lo accesorio, de la anécdota, hasta llegar a la simplificación de la forma. No obstante, esta síntesis no pierde la carga dramática de las escenas, y se fue consolidando como un lenguaje particular, como una caligrafía secreta que deja traslucir la fuerza del símbolo.

Hasta 1950, Mark Rothko afirmó que los elementos de sus cuadros podían compararse a organismos y actores. Respondía al punto de vista de Nietzsche sobre la primacía de la música sobre las demás artes, y trató de comparar su propia obra con la música.

No consideraba su obra como espontánea, sino como pensada y construida profundamente, contrariamente a la actitud dominante entre otros artistas norteamericanos de la época, como Jackson Pollock o Willem de Kooning, que pusieron mayor énfasis en la gestualidad.

Mark Rothko perteneció a la llamada escuela de Nueva York, en la que se agrupaban los expresionistas abstractos norteamericanos, como Pollock, Kline, Barnett Newman y De Kooning. Entre los principales objetivos de estos pintores se encontraba el internacionalismo, una posición que se alejaba del provincialismo y regionalismo tradicionales en las artes plásticas de ese país.

En 1934 había participado activamente en el Sindicato de Artistas de Nueva York, y al año siguiente integra el grupo The Ten (Los Diez), una agrupación de artistas empeñados en encontrar nuevas vías de vanguardia que liberasen al arte norteamericano del tradicionalismo regionalista de la época.

Radical

Con el tiempo, las posiciones de Rothko en relación a su entorno se hicieron más radicales. Se expresaba con elocuencia sobre su actitud ante el arte. Era hostil a los críticos porque consideraba que trivilizaban el arte. Desconfiaba de los propietarios de las galerías porque pensaba que daban mayor importancia a los coleccionistas que a los artistas. Quería un público abierto y sensible a su obra, y con el tiempo, después de una agitada vida pública, se fue retirando de esos círculos.Su pintura indagaba ya los contrastes puros de oscuridad y luz. Se hacían cenizos, trágicos. Rothko fue presa de continuas depresiones, se separó de su mujer y se fue a vivir a su estudio, donde se suicidó en febrero de 1970.

La exposición de Rothko en Madrid presenta como complemento los viernes, a partir de las 1930, dos vídeos en versión inglesa: Seeking the sacred world, de 30 minutos de duración, y The New York School, de 55 minutos.

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