Un pastor de Cuenca halla restos de reptiles de hace 150 millones de años

César Real, un pastor de 27 años, encontró varios fósiles de grandes reptiles, dinosaurios ortópodos o iguanodontes, que datan del cretácico inferior. Halló los huesos uno a uno y en diferentes sitios del término de Buenache de la Sierra (Cuenca), mientras apacentaba sus ovejas. Al cabo de dos meses de tenerlos expuestos en un bar del pueblo, los ha dejado en depósito en el Museo Provincial de Cuenca. Por su antigüedad, de 150 millones de años, se incluyen entre los restos de fauna más antiguos que se han encontrado.

Lo primero que César Real encontró, a mediados de julio, fue una cabez...

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César Real, un pastor de 27 años, encontró varios fósiles de grandes reptiles, dinosaurios ortópodos o iguanodontes, que datan del cretácico inferior. Halló los huesos uno a uno y en diferentes sitios del término de Buenache de la Sierra (Cuenca), mientras apacentaba sus ovejas. Al cabo de dos meses de tenerlos expuestos en un bar del pueblo, los ha dejado en depósito en el Museo Provincial de Cuenca. Por su antigüedad, de 150 millones de años, se incluyen entre los restos de fauna más antiguos que se han encontrado.

Lo primero que César Real encontró, a mediados de julio, fue una cabeza de fémur de 40 centímetros de diámetro que, según el equipo paleontológico del Museo de Cuenca, corresponde al esqueleto de un dinosaurio ortopodos cuadrúpedo de proporciones gigantescas. El fémur completo debía medir unos dos metros. Un tractor lo había arrancado de la tierra sin reparar en él.El zagal había observado una tarde de hace dos años cómo un geólogo excavaba buscando fósiles en un yacimiento del paraje conocido como La Pata de la Mona. El experto encontró otro fémur, aunque menor. El departamento de Paleontología de la universidad Autónoma de Madrid lo envió a Nueva York para su estudio.

Aquella única lección improvisada fue útil al discreto y atento observador, que nunca antes había visto un fósil. Memorizó sus rasgos peculiares y así no tuvo dudas cuando se cruzó con la descomunal cabeza de fémur, aun cuando este tipo de fósiles, correspondientes a animales cuatro veces más grandes que un elefante, resulten difíciles de distinguir a primera vista de una piedra con forma más o menos caprichosa.

Aprendió a sacar un nuevo provecho de su habitual contacto con la naturaleza local a base de fijarse en las piedras. "Mientras estoy con las ovejas", comenta, sin levantar nunca la voz, "a veces duermo, a veces busco piedras". Días más tarde encontraba otro fragmento de otro fémur gigantesco y hasta 16 vértebras que, según los expertos, pertenecen a distintos animales, probablemente dinosaurios ortopodos o iguanodon cuadrúpedos.

Con José Pérez Real, alcalde de Buenache, de 22 años, y Fernando Sánchez, de 26, fue acumulando los fósiles en el bar de este último, donde permanecieron expuestos unos dos meses. No sabían que disponer así de un bien cultural de ese género era ilegal y se apresuraron a trasladarlo al Museo Provincial de Cuenca en cuanto el delegado de Cultura, Manuel Osuna, les amenazó con denunciarles, irritado tras enterarse de que la magnífica cabeza de fémur servía en ocasiones de asiento a los clientes del local.

Los promotores del improvisado museo temen haber perdido definitivamente los huesos petrificados, que consideran lo más importante que ha tenido nunca Buenache, un pequeño pueblo de 150 habitantes, con un campo abrupto y de difícil cultivo. Hace miles de años, dicen los geólogos, los pantanos lo anegaban todo. Hoy pacen en su superficie rebaños de ovejas, casi el único sustento del pueblo, y sus pastores sufren de la fiebre de la búsqueda de fósiles mesozoicos, aunque, que se sepa, sólo César Real es capaz de encontrarlos.

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