Solana: "He cometido errores, pero no voy a decir cuáles"

El ministro de Cultura reflexiona sobre su gestión

Javier Solana, ministro de Cultura y portavoz del Gobierno, se escurre como una anguila en medio de sus respuestas, que siempre son gratificantes reflexiones sobre su gestión y la del Gobierno al que pertenece. Y es que son muchos años practicando ... En esta ocasión, Javier Solana reflexiona sobre diversos aspectos de su gestión al frente del Ministerio de Cultura, donde confiesa haber cometido errores, "pero no pienso decir cuáles".

A sus 45 años recién cumplidos, lleva 22 años dentro del PSOE, en los que ha ocupado sucesivamente, hasta 1982, las secretarías de Prensa y de Estudios y ...

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Javier Solana, ministro de Cultura y portavoz del Gobierno, se escurre como una anguila en medio de sus respuestas, que siempre son gratificantes reflexiones sobre su gestión y la del Gobierno al que pertenece. Y es que son muchos años practicando ... En esta ocasión, Javier Solana reflexiona sobre diversos aspectos de su gestión al frente del Ministerio de Cultura, donde confiesa haber cometido errores, "pero no pienso decir cuáles".

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A sus 45 años recién cumplidos, lleva 22 años dentro del PSOE, en los que ha ocupado sucesivamente, hasta 1982, las secretarías de Prensa y de Estudios y Programas. Diputado del PSOE por Madrid en las tres legislaturas, una vez su partido llega al poder es nombrado ministro de Cultura, y en 1985, portavoz del Gobierno, cargos en los que continúa en la actualidad. Con este pasado no es extraño que no le faltan tablas a Javier Solana para atender a todo tipo de preguntas sin que termine de dejar claro si ha respondido a alguna de ellas."Creo que soy el ministro de Cultura que más ha durado", comenta Javier Solana; "por tanto, he tenido más posibilidades de equivocarme y, por tanto también, de acertar. He tratado de sentar unas bases de largo recorrido, y no me han tentado los éxitos a corto plazo, sino el ir posibilitando poco a poco un acceso más igualitario a los bienes de la cultura por parte de todos los españoles, procurando que la calidad sea la más alta posible".

Confiesa tener conciencia de haberse equivocado: "Al menos en tres o cuatro decisiones que he tomado, evidentemente, he cometido errores", y nada más terminar la frase aparece en su rostro su famosa sonrisa de niño travieso y pícaro, y añade: "Pero no se las voy a decir".

Desde hace tiempo se viene hablando de la desaparición del Ministerio de Cultura como tal. Él reconoce que hay una transferencia de competencias muy importante a las comunidades autónomas, que hay una política cultural de los entes locales; "pero un país como el nuestro, con unas posibilidades culturales tan magníficas, sí debe tener una unidad que gestione la cultura".

Son muchas las personas que se preguntan cómo Javier Solana puede hacer frente a dos cargos de responsabilidad, como son la cartera de Cultura y portavoz del Gobierno, pero él tiene claro que son absolutamente compatibles: "Trato de llevar los dos con la mayor dignidad posible. Y desde esa perspectiva se podría también pensar que hay ministros que llevan tres unidades, como Hacienda, Economía y Comercio, y a nadie le parece que eso sea un disparate".

Tiempo libre

En las sociedades occidentales democráticas, cada vez se tiende más a que el tiempo libre de los ciudadanos sea mayor, y es ese tiempo libre el que a Javier Solana le preocupa de forma especial. Se adentra en una pequeña reflexión sobre el momento que se vive en este final de siglo: "Se están dando unas transformaciones y mutaciones de enorme importancia en las sociedades industriales como la que nos ha tocado vivir. Avanzamos hacia una sociedad donde la relación del tiempo de trabajo y el tiempo libre va a ir cambiando. Me preocupa que ese tiempo libre y de ocio sirva para desarrollar las capacidades de la persona y que no se convierta en un tiempo más esclavo".

Javier Solana, en más de una ocasión, ha declarado sentirse frustrado porque no le enseñaron solfeo en el colegio. La situación hoy sigue igual, y es muy difícil -en algunos casos, imposible-, tal y como señalan expertos pedagogos, que se creen hábitos lectores, teatrales o musicales en una población que no los ha adquirido a lo largo de la infancia y la adolescencia.

A pesar de que el ministro reconoce que esto es un hecho real, Cultura no presta ninguna especial atención a la formación cultural y el ocio del niño y del adolescente, con la única excepción del libro infantil, que sí ha encontrado abiertos los caminos para crear lectores. "Las competencias de la educación reglada no son mi responsabilidad", comenta Solana, "pero planteo en los consejos de ministros estos aspectos". El ministro no se pronuncia sobre el hecho concreto de que el niño no tenga prácticamente acceso a ofertas culturales que le posibiliten no identificar la cultura a la escuela, ámbito en el que también debe recibir formación.

"En las últimas encuestas realizadas ya se pueden observar los cambios culturales en la población española", comenta el ministro con orgullo, "sobre todo en los ciudadanos más jóvenes".

Los profesionales de las diversas áreas culturales y los adictos a éstas no paran de hablar de la fagocitación que el Estado ha realizado con las iniciativas privadas. Algo que Solana no vive desde el mismo ángulo: "Aunque es una reflexión que sí me interesa hacer, creo que en estos años se ha hecho una política de apoyo a la iniciativa privada. Éste es un Gobierno socialista, un Gobierno de izquierdas que cree en la sociedad y que lo que no ha hecho es regalar ni tirar el dinero ni ser un Gobierno estatista. Si fagocitáramos la iniciativa privada, sería algo realmente negativo, pero el Estado debe estar allí donde la iniciativa privada no llegue y cuando entienda que esa actividad es relevante para el conjunto de la sociedad".

Presencia internacional

Algo que ha destacado de forma especial en la gestión de Javier Solana ha sido su interés porque se diera la presencia internacional de la cultura española: "Ha sido una de mis obsesiones. España no va a ser una potencia desde el punto de vista económico, tecnológico..., pero sí puede serlo desde el punto de vista cultural".

"Prefiero equivocarme haciendo cosas importantes", afirma. Si se le habla de que en muchas ocasiones se han definido las actividades de Cultura como grandes fuegos de artificio y exhibición, una vez más niega la mayor: "Admito todas las críticas, porque si son bien intencionadas siempre se saca una lección, pero no es correcta, en términos generales, esa afirmación. Mis preocupaciones fundamentales a lo largo de estos años en materia de cultura han ido ligadas a todo lo que tiene que ver con infraestructura y equipamiento, de lo que España era muy deficitaria, y no con fuegos de artificio".

Si se le recuerda que no existe en todo el país una escuela de cine, responde: "Tiene usted razón", y continúa hablando de la infraestructura creada en el terreno teatral, musical y de las bellas artes y del acuerdo con el Ministerio de Trabajo para que las unidades de producción de cultura sean también centros de formación profesional y se recuperen profesiones que se están perdiendo, con el fin de involucrar el ámbito de la cultura en el desarrollo económico del país. "No es nuestra vocación, como usted apunta, la de convertirnos en una macroagencia cultural", añade Solana.

Se queda absolutamente sorprendido al informarle de que se comenta el bajo nivel cultural de los miembros del Gobierno socialista, que se ve plasmado en discursos y declaraciones: "No sólo no lo creo, sino que pienso que es al contrario. Son gentes con una buena formación profesional y con una experiencia política larga, y un nivel cultural, al menos en el papel, alto. Si a lo que se refiere es que el ministro de Cultura dice catorceavo, eso sí es un error".

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