La marcha de la bolsa

La Bolsa española vuelve a las andadas, después de una singular caída de las cotizaciones que se experimenta desde inicios del mes de marzo, a raíz de las medidas dictadas por el Ministerio de Economía para endurecer el precio del dinero con el fin de contener la inflación. Por lo que se observa, las altas jerarquías que controlan el barómetro monetario del país no encuentran soluciones más óptimas. Sus técnicas son escasas y limitadas, y su única solución es tomar medidas drásticas, tapar un agujero para abrir otro. En este caso en la Bolsa de valores, donde, casi siempre, por una mala costum...

La Bolsa española vuelve a las andadas, después de una singular caída de las cotizaciones que se experimenta desde inicios del mes de marzo, a raíz de las medidas dictadas por el Ministerio de Economía para endurecer el precio del dinero con el fin de contener la inflación. Por lo que se observa, las altas jerarquías que controlan el barómetro monetario del país no encuentran soluciones más óptimas. Sus técnicas son escasas y limitadas, y su única solución es tomar medidas drásticas, tapar un agujero para abrir otro. En este caso en la Bolsa de valores, donde, casi siempre, por una mala costumbre, van a desembocar todos los correctivos habidos y por haber, con caídas impresionantes de las cotizaciones en masa, incluso de valores selectivos.Así se ahuyenta a los inversores y la inversión extranjera. Estamos de acuerdo que la filosofía bursátil supone fluctuaciones de las cotizaciones, pero en términos normales y racionales. Porque es inaceptable este desquiciamiento que de un año a esta parte sufre el mercado, impropio de una nación integrada en la Comunidad Europea.

Asimismo, es inconcebible que después de una sopesada estratagema, el ministro de Economía anuncie oficialmente una baja de los tipos de interés de cara al segundo semestre -lo que repercute positivamente en los corros- y tres días después nos ponga en antecedentes del error de apreciación del INE sobre el IPC. Algo impropio de un Gobierno que dice ser promotor de una política transparente. Primero nos echan flores por la bienvenida primavera y, acto después nos tiran una bomba casera. Más seriedad y menos incongruencias.