Un discreto objetivo
Los fotógrafos profesionales veneran a sus colegas de la revista norteamericana National Geographic. Richard Clarkson es el jefe de todos ellos. Hace tres años que se hizo cargo del equipo, formado por 12 profesionales de plantilla, más un número aproximado de 100 que colaboran en la revista. Clarkson es un hombre de 53 años que hace gala de una gran discreción cuando trabaja. Confundido entre los agentes de la Bolsa de Madrid, ningún gesto, ningún rincón se libró ayer de su objetivo.En opinión de este profesional, un buen fotógrafo no molesta a los demás. El trabaja calladamente y mani...
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Los fotógrafos profesionales veneran a sus colegas de la revista norteamericana National Geographic. Richard Clarkson es el jefe de todos ellos. Hace tres años que se hizo cargo del equipo, formado por 12 profesionales de plantilla, más un número aproximado de 100 que colaboran en la revista. Clarkson es un hombre de 53 años que hace gala de una gran discreción cuando trabaja. Confundido entre los agentes de la Bolsa de Madrid, ningún gesto, ningún rincón se libró ayer de su objetivo.En opinión de este profesional, un buen fotógrafo no molesta a los demás. El trabaja calladamente y manifiesta su sorpresa ante los codazos que un colega español propina a los agentes de bolsa para realizar su trabajo. En un par de horas en la bolsa de Madrid, Richard Clarkson hizo 20 carretes. La abundancia de material es su medio. Un fotógrafo de National Geographié utiliza unos 400 rollos de película por reportaje. Clarkson fue después a una fiesta del músico Luis Cobos, donde la situación fue un poco tensa al principio. A los pocos minutos, todos se olvidaron de Clarkson, que de nuevo se deslizaba entre la gente y lucía ese saber pasar inadvertido que le convierte en una especie de retina con el don de la ubicuidad.