Tribuna:LOS MADRILES

Minerva

En estos días están restaurando el Arco de Triunfo de la Universitaria, que lo veo todas las mañanas, cuando voy y vengo de mi dacha, y han apeado a la diosa Minerva para hacerle unos análisis metalográficos, como cuando nosotros vamos al Seguro. Parece que se proponen volver a dejar el Arco como estaba. Pero el Arco es/era helenizante y altoparlante, a mayor gloria del César Visionario. Lo cual que muy pronto tengo que almorzar con el alcalde Barranco y se lo voy a decir, hombre: tal como están las cosas en la Universidad, a quien hay que subir allí arriba, sujetando los caballos, es a Itziar...

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En estos días están restaurando el Arco de Triunfo de la Universitaria, que lo veo todas las mañanas, cuando voy y vengo de mi dacha, y han apeado a la diosa Minerva para hacerle unos análisis metalográficos, como cuando nosotros vamos al Seguro. Parece que se proponen volver a dejar el Arco como estaba. Pero el Arco es/era helenizante y altoparlante, a mayor gloria del César Visionario. Lo cual que muy pronto tengo que almorzar con el alcalde Barranco y se lo voy a decir, hombre: tal como están las cosas en la Universidad, a quien hay que subir allí arriba, sujetando los caballos, es a Itziar Velasco, una de las primeras líderes de la movida estudiantil. O a María Luisa Prada, la del glúteo lírico y vulnerado. Minerva ya no es más que un tópico vacío de humanistas a destiempo, un ente de erudición y metalografía que no conduce a nada y que de ninguna manera debe seguir cobijando, sobre inscripción latina, la gloria dudosa de un general que fue. Hoy la Universidad está viva, caliente, despierta, así como la escolaridad toda y, ya que no hemos tomado el Odeón (porque aquí no hay Odeón, entre otras cosas), vamos a tomar la Minerva y a ponerla de travestí en la Castellana, esquina a la casa de Vilallonga, a ver si algún provinciano pica. Las chicas madrileñas que, desde los 14, se echan a la flechada interperie madrileña, a pedir cosas, saberes, son las nuevas minervas, las semidiosas épicas de nuestro fin de siglo (toda la mitología clásica nació, asimismo, de una belicosidad, tiene origen militar). Hagamos justicia a nuestras adolescentes combativas, que están más allá del porro pasivizante y quitémonos de en medio toda la ferralla mitológica.Bajo el sol y no se habla de otra cosa: la gente debate las farolas y hay unos catalanes atados a ellas, como Morenetas con barba. Pero la verdadera devoción de Madrid está hoy en la Moncloa/Universitaria. Es urgente decidir lo que ponemos allí, antes de que la inercia monumentalista vuelva a poner una Minerva que vale lo mismo para un roto que para un Caudillo. La Universidad madrileña va a ser distinta, queramos o no, y una adolescente de suéter y tejanos daría como otra imagen al tema, aparte que las adolescentes no tienen males metalográficos. Y que la Minerva, tras 50 años de paz franquista, se había puesto un poco gorda.

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