Un filme de Scorsese inauguró una muestra abierta al comercialismo

El color del dinero, película norteamericana de Martin Scorsese, que interpretan el veterano Paul Newman y el joven Tom Cruise, abrió anoche en el Zoo Palast la sección oficial de la 37ª edición del Festival de Berlín, que este año parece algo diluido entre la multitud de festejos culturales que se preparan para la próxima celebración del 75º aniversario de la fundación de la ciudad.

De las cuatro esquinas del planeta llega poco a poco a Berlín -que por estas fechas suele convocar también a los helados vientos del norte- una riada de varios miles de cineastas, informadores y comerciante...

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El color del dinero, película norteamericana de Martin Scorsese, que interpretan el veterano Paul Newman y el joven Tom Cruise, abrió anoche en el Zoo Palast la sección oficial de la 37ª edición del Festival de Berlín, que este año parece algo diluido entre la multitud de festejos culturales que se preparan para la próxima celebración del 75º aniversario de la fundación de la ciudad.

De las cuatro esquinas del planeta llega poco a poco a Berlín -que por estas fechas suele convocar también a los helados vientos del norte- una riada de varios miles de cineastas, informadores y comerciantes de cine, para asistir a un festival que este año parece abrirse a filmes fáciles y comerciales.A la hora de dictar esta crónica, el filme de Scorsese, al que adornan ingredientes que han creado a su alrededor una expectación justificada, aún no ha entrado en la rueda dentada de la máquina de proyección del legendario Zoo Palast. Por ahora baste decir que las colas para contemplarla en la media docena de exhibiciones previstas hacen intransitables los alrededores de las taquillas de venta de entradas.

Mientras tanto, otras sesiones del festival ya han arrancado los primeros aplausos, las primeras lágrimas y las primeras risas, bien y mal intencionadas. Los primeros aplausos sonaron precisamente con la proyección de Aplauso, de Rouben Mamoulian, un caucasiano que emigró a primeros de siglo a Estados Unidos, donde llegó a ser una de las grandes leyendas del cine. El festival dedica una retrospectiva a su obra cinematográfica completa. Junto con Aplauso, Canción de canciones, Amame esta noche y El signo del Zorro, todas ellas de Mamoulian, fueron exhibidas ayer en Berlín.

Sistema apisonador

Mucho más abajo que en las cumbres de Mamoulian, el cine es otra cosa más rastrera, mucho menos exquisita, pero no menos real: un apisonador sistema de comercializ ación de suenos o, con mucha más abundancia, de pesadillas. El mercado del filme, que hizo una agresiva aparición en la pasada edición del festival berlinés, lo invade ya prácticamente todo y allí donde no puede entrar a saco, como en los pocos rincones que este veterano festival destina a recordar que un día fue el mejor y más exigente pionero del cine de arte y de ensayo, se cuela por las rendijas.

Uno a uno, los stands, tiendecitas que almacenan miles de videos con las películas de la más reciente producción mundial en busca de compradores, se van abriendo y en ellas se puede ver de todo, aunque el rasero de los gustos dominantes convierte a la variedad de procedencias de la oferta de filmes en la uniformidad derivada del creciente iguahtarismo de la demanda. En estos escaparates se perciben algunos de los caminos por donde el cine mundial avanza, o, más exactamente, retrocede.

Sorprende encontrar frente a frente, en pleno cogollo del mercado del filme, a dos stands españoles: uno es el oficial, con muestras de la producción nacional reciente, y otro es el de RTVE, con su "producción propia". La sorpresa aumenta cuando se pasea por los laberintos de los almacenes del cine y en ellos se descubre el anuncio de un tercer lote de filmes espafioles que caminan por su propia cuenta: los catalanes, en concreto, cuatro.

Con toda evidencia los españoles seguimos haciendo divertidas diabluras en el arte de la guerra y del comercio, que es lo mismo. El viejo, nunca derogado. principio del "divide a los otros, vencerás" ha sido sustituido por un "divídete a ti mismo y serás vencido".

Además de las dedicadas al cine para jóvenes y a las retrospectivas de Mamoulian y Barrault, la 37 edición del Festival de Berlín proyectará más de 200 nuevas películas, 26 de ellas en la sección oficial. De estas últimas dos se exhíbirán fuera de concurso, por lo que quedan al jurado internacional, que preside el actor austriaco Klaus Maria Brandauer, 24 largometrajes entre los que discernir cuál es el merecedor del Oso de Oro. Estas películas proceden de 16 países y están dirigidas; algunas de ellas por tan notables y prestigiosos cineastas como el francés Claude Chabrol, el polaco Andrzej Wajda, los norteamericanos Martin Scorsese y Oliver Stone, y, reaparecidos del túnel del tiempo, la checoslovaca Vera Chytilova y el francoalemán Jean-Marie Straub. España presenta oficialmente la película de Fernando Trueba El año de las luces, que viene arropada en otras secciones por La ley del deseo, de Almodóvar, Pasos largos, de Moreno Alba, y Caín, de Manuel Iborra.

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