Los 'doce' no logran una postura uniforme sobre el presupuesto comunitario

La Comunidad Europea (CE) quedó sumida en una profunda crisis después de que los ministros de Hacienda de los doce se separasen en la madrugada de ayer, sábado, sin lograr definir una postura común que les permita llegar rápidamente a un acuerdo con el Parlamento Europeo para aprobar un presupuesto para el año en curso.

La única forma de evitar aún la crisis sería convocando un Consejo extraordinario la semana próxima en Estrasburgo que negocie in situ un acuerdo con la Asamblea parlamentaria. Pero esta sugerencia de Italia no parece entusiasmar al presidente de la CE, el titular...

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La Comunidad Europea (CE) quedó sumida en una profunda crisis después de que los ministros de Hacienda de los doce se separasen en la madrugada de ayer, sábado, sin lograr definir una postura común que les permita llegar rápidamente a un acuerdo con el Parlamento Europeo para aprobar un presupuesto para el año en curso.

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La única forma de evitar aún la crisis sería convocando un Consejo extraordinario la semana próxima en Estrasburgo que negocie in situ un acuerdo con la Asamblea parlamentaria. Pero esta sugerencia de Italia no parece entusiasmar al presidente de la CE, el titular belga de Finanzas Guy Verhofstadt.A partir del 1 de febrero, la Comunidad deberá adecuar provisionalmente sus gastos a los del año anterior, lo que perjudicará especialmente a España, que en el nuevo presupuesto disponía de una reserva especial de 100 millones de ECU (unidad de cuenta europea equivalente a 142 pesetas) para garantizar su neutralidad financiera. El sistema llamado de los "doceavos provisionales", que empezará a funcionar el mes próximo, significa que no pueden ponerse en marcha iniciativas tan importantes como las ayudas pesqueras estructurales, nuevos proyectos de investigación y el programa educativo Erasmus.

Esta modalidad de financiación seguirá en vigor hasta que el Consejo ministerial logre un compromiso interno para hacer una nueva oferta presupuestaria al Parlamento y éste la acepte después durante una ulterior sesión plenaria. Tras 11 horas de debate, los ministros se separaron ayer poco después de las dos de la madrugada, no sin antes suscribir por lo menos un comunicado en el que reconocían "ser incapaces de tomar una decisión sobre la carta rectificativa" propuesta por la Comisión.

Fórmuda de compromiso

La carta es una fórmula de compromiso elaborada por el Ejecutivo europeo para superar la crisis surgida a raíz de la votación por el Parlamento en diciembre de un presupuesto para 1987 de 36.398 millones de ECU, superior en 151 millones al adoptado por el Consejo y que rebasaba en 89 millones el aumento máximo autorizado por los ministros.

La proposición de la Comisión consistía en reducir -mediante un subterfugio contable- por debajo de los 89 millones el incremento de los pagos previstos para 1987, pero concediendo un aumento de 62 millones de los compromisos de pago; gastos apalabrados pero cuyo desembolso se hace efectivo en años venideros. Acogida con relativa satisfacción por los representantes de la Asamblea de Estrasburgo, la propuesta fue rechazada en el Consejo por parte de los Estados defensores de la ortodoxia financiera, entre los que destacaban la República Federal de Alemania, Francia, Reino Unido y Dinamarca.

Intervino entonces Verhofstadt para sugerir que los 62 millones de ECU sólo puedan ser efectivamente gastados si la CE consigue hacer ahorros en otros capítulos, pero una minoría de bloqueo mediterránea, integrada ayer por Italia, Grecia, Portugal y, en menor medida, España, se opuso a ello por considerar que tenía escasas probabilidades de ser aceptado por el Parlamento.

Más allá de una disputa económica sobre una cantidad que apenas supone el 0,2% del presupuesto, la discusión entre ministros dio pie a los, representantes de los países meridionales para pedir la introducción de nuevas modalidades de financiación, de la CE que prescindan del IVA recaudado por los Estados.

"Los efectos de lo sucedido serán graves", comentó al término de la reunión el secretario de Estado español José Borrell. "Teníamos un sistema de financiación que hacía aguas", añadió, "pero había esperanzas de que a tralincas y barrancas llegásemos hasta el final".

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